Si no a vista de pájaro, que sin duda deparará bellísimos horizontes, sí desde el avión rumbo a tierras peninsulares el pasajero tendrá una visión completa del territorio como el tapiz que es de contrastes terrosos y tostados con el contrapunto del azul intenso de la mar circundante.

Para cualquier canario es innegable que, en el anaquel de lugares y referencias de sus islas, Lanzarote irradia esa intensidad tan especial con el que impactaron la primera vez el Parque Nacional de Timanfaya, La Geria, Los Jameos y la Cueva de los Verdes, La Graciosa... También, llama la atención el indisoluble vínculo del artista universal César Manrique con la isla y su transformación en un destino comprometido con el medio ambiente, el paisaje primigenio y el cuidado de la estética esencial de los pueblos conejeros.

Pero si vale algún hilo conductor para la escapada de hoy, entre otros muchos propondría seguir, de primeras, un itinerario a partir de la atractiva toponimia de enclaves y municipios.

Saltando de aquí a allá por un territorio rotulado de accidentes geológicos y de caprichosas formas, visitaríamos Yaiza, Arrieta, Tinajo, Teguise, Timanfaya, Guatiza; Famara, Ajaches, Órzola, Haría; Guinate, Güime, Tajaste, Tahíche...

Quizá mientras avanzamos por las carreteras, hallemos encuadres como de acuarela: a lo mejor a la noble gente del campo canario acopiando las cosechas de cebollas o lentejas, las mujeres con los elegantes sombreros anchos y tan característicos. También nos transformaremos y encontraremos sosiego junto al entorno cada día cambiante -según la luz, según el cielo- de esas excavaciones imponentes donde se cuida y extrae la esencia de la vid.

La Geria es símbolo, por derecho propio, de las mujeres y hombres lanzaroteños, que acogen a propios y foráneos con el más fino extracto de la malvasía, que se atempera en un entorno como pocos se puedan llegar a conocer en el planeta tierra.

Otra posibilidad nada descartable: la gastronomía. En los últimos tiempos, Lanzarote está pugnando por hacerse un nombre en una forma tan gustosa de proyectar la cultura y la identidad, rescatando productos locales que han tomado posiciones privilegiadas y sublimando elaboraciones culinarias por el tamiz de la tradición o la audacia de la creatividad.

Si de iconos gastronómicos se trata, rápidamente viene a la mente -y al gusto- el salmón que sale de la la Ahumadería de Uga, con más de tres décadas de experiencia, que prepara una de las mejores especialidades del mundo.

La excelente calidad de la materia prima y el sistema tradicional que se emplea en el proceso, junto a la armoniosa combinación del humo y la sal, proporcionan a estas piezas un sabor y textura extraordinarios. Otro punto, pues, para visitar esta singularidad del pueblo del municipio de Yaiza.

Pero al grano. En Lanzarote podemos encontrar desde el bullicio de las poblaciones más turísticas con sus inmejorables instalaciones hoteleras y zonas recreativas, a paisajes inéditos, rincones sin señales de huella humana e islotes solitarios en los que disfrutar del silencio.

El viajero va a ser testigo de las variaciones paisajísticas forjadas por las erupciones volcánicas de los siglos XVIII y XIX, que han conferido una espectacular aspecto a los hábitatas de flora y fauna autóctonas.

Al lado de parajes insólitos formados por grutas volcánicas, lagos de lava y cráteres, reposan playas de arena dorada y aguas transparentes. Entre las más solicitadas, podría destacarse Caletón Blanco (Haría), Guacimeta (Tías) y Quemada (Yaiza), Ensenada de las caletas (Teguise) o Papagayo (Playa Blanca). Puede busca su lugar preferido en este enlace: www.lanzarote.com/es/playas/.

El visitante sabe, de antemano, que las excelentes condiciones climáticas durante todo el año, junto a sus características paisajísticas, permiten a todo aquel que busque algo más que sol y playa disfutar de una serie de actividades en la naturaleza, tanto en libertad como de la mano de profesionales cualificados. Se puede practicar, buceo, senderismo, trekking, surf, windsurf, kitesurf, parasailing, golf...

Cabe destacar que los Centros de Arte, Cultura y Turismo del Cabildo se integran en la naturaleza volcánica y de visita obligada para el viajero.