1.- Es terrible que los escritores de todos los días a menudo digamos que no hay de qué escribir en agosto. Hay que sufrirlo para creerlo. Pero es más terrible que lo digamos cuando vemos por televisión lo que está pasando en Egipto. ¿Y saben lo peor?: pues que, al menos en mi caso, no sé quién tiene la razón. Una muerte nunca es necesaria, pero imaginen miles de muertes. Personas inocentes, niños incluidos, que pasaban por allí. Claro que lo que vendemos los escritores de todos los días en un periódico de capital de provincias es la inmediatez. La noticia próxima, aunque sea noticia chorra. Comparada con la que se genera en Egipto no es nada, pero al gran público Egipto le queda demasiado lejos. Mas el drama es que cuando uno trata sobre estos temas no sabe del lado de quién estar. Porque no tengo claro quién tiene la razón: si un gobernante radical que usa la violencia y la represión o un ejército que quiere evitarla, pero con la fuerza de los cañones.

Hace ya algunos años estuve en Egipto con mi amigo, ya fallecido, Ramesh T. Bharwani. Hice lo que todo el mundo: navegué por el Nilo, contemplé las pirámides, monté en camello y recuerdo que visité la industria de un egipcio afeminado que era capaz de imitar cualquier perfume de cualquier marca conocida y fabricarlo en cantidades industriales. Ya entonces, islamistas radicales secuestraban y mataban a turistas, así que teníamos siempre al lado policías con metralletas para custodiarnos, lo que a mí personalmente me resultaba bastante incómodo. No pasó nada pero nos desaconsejaron algunas rutas y el hotel al que fuimos -un "Hilton", me parece- estaba fuertemente custodiado por los gendarmes y por vigilantes privados.

3.- Ahora Egipto es un campo de batalla. Pero este país no debe fracasar porque se trata del guardián de Oriente Medio, el más importante de la zona. Sus presidentes, desde Nasser a Mubarak, pasando por Anwar El Sadat, han sido aliados de Occidente para contener a una marea peligrosa: los islamistas radicales. Su Ejército está muy bien dotado de armamento (gracias a los Estados Unidos) y preparado para cualquier contingencia. Por eso temo que la situación actual se convierta en un baño de sangre -ya lo es-, a cambio de nada. Porque el radicalismo va a seguir y la represión también. Así que en medio del tedio de agosto, la muerte; pero no me pregunten quién mata con la verdad porque cuando se mata la verdad no existe. Todo es mentira y crueldad. Egipto en llamas y nosotros disfrutando del sol del verano.

achaves@radioranilla.com