La cruz que plantaron en las costas de Añazo los primeros conquistadores españoles se guarda abandonada y cubierta de polvo, como el arpa de Bécquer, en la iglesia de la Concepción. Casi ningún chicharrero la ha visto nunca, igual que muy pocos visitantes, turistas que entraron despistados en la iglesia y se acercaron curiosos al altar, si se les ocurrió mirar a la izquierda. Allí, en la pared, sin leyenda alguna, cuelga la auténtica cruz de Santa Cruz, la que dio nombre a nuestra ciudad. Una ciudad invicta, que nunca fue conquistada, pero sin memoria. Un pueblo necesita conocer su historia para seguir siéndolo. Y para conocerla, hay que conservar nuestro patrimonio histórico, primero, algo que ningún alcalde chicharrero se ha tomado nunca en serio, y difundirlo después. a cinco veces centenaria cruz de madera está expuesta sin ninguna protección, corrompiéndose, perdiéndose para siempre. a cruz es un símbolo aún vivo de Santa Cruz de Tenerife. Una ciudad que tiene una brillante historia, aunque sorprendentemente desconocida. Su escudo muestra orgulloso tres cabezas de león en color negro que representan las tres victorias más importantes de la ciudad, logradas sobre los más fieros piratas, corsarios y almirantes ingleses, que en aquella época venían a ser lo mismo: Blake en 1657, Jennings en 1706 y Nelson en 1797. Blake llegó al frente de una armada de 32 navíos. El combate duró más de diez horas. En ese tiempo, se mantuvo un fuego cruzado entre los cañones de los barcos británicos y los situados en los castillos chicharreros. El cañón "Hércules", desde Paso Alto, de mayor alcance y calibre que los demás, desequilibró finalmente la batalla y tras causar varias bajas a la flota inglesa consiguió rechazarla. Años después, lo intentó Jennings. Atacó con una división de 13 navíos, que sumaban 800 cañones, frente a los escasos 70 de Santa Cruz, entre los que aún se encontraba el famoso cañón "Hércules", que hundió varios navíos. os defensores, al mando del capitán José de Ayala y Rojas, rechazaron a Jennings y los ingleses, que huyeron sorprendidos por la resistencia de las milicias chicharreras y la precisión del veterano "Hércules". a tercera victoria fue contra Nelson en 1797. Entonces, el cañón "Tigre" sustituyó al ya jubilado "Hércules", en la gloria de derrotar al más brillante, poderoso, y hasta entonces invicto, almirante de la época, Horacio Nelson, al que incluso arrancó un brazo. Tras la victoria, Santa Cruz le puso una calle, siendo el único caso en el mundo de tal honor a alguien que intentó conquistarnos, sin conseguirlo. Ese gesto dice más del carácter del pueblo chicharrero que la propia gesta de la victoria sobre el inglés. Con estos antecedentes, el rey Carlos IV otorgó en 1803 al puerto de Santa Cruz de Tenerife el título de "ya de por sí y sobre sí" de "Villa exenta", con derecho a establecer su propio ayuntamiento, con la denominación de Muy eal, Noble, Invicta y Muy Benéfica Ciudad, Puerto y Plaza de Santa Cruz de Santiago de Tenerife, lo que supuso su emancipación administrativa de a aguna. En 1833, la importancia política y administrativa de Santa Cruz, fue reconocida, cuando se designó la ciudad como única capital Canarias. Una historia formidable que merece la pena ser recordada.

@ignaciogonsan