Me pregunto si le sirve de algo a la economía canaria el hecho de que estas Islas hayan sido visitadas por 5.853.266 turistas internacionales entre enero y julio. Una cifra, según la información publicada el jueves por EL DÍA, que solo se superó en los siete primeros meses de 2001. En definitiva, el segundo mejor dato de este periodo desde que se contabilizan las entradas de dichos visitantes. Bueno, servir de algo sí que sirve. Peor sería que viniesen menos. Sin embargo -y no es la primera vez que lo digo yo o que lo dice alguien-, el turismo no da para más. Es impensable que este sector, incluso duplicando el número de visitantes, pueda emplear a la mitad de los canarios que están sin trabajo. ás que los canarios sería más exacto decir los habitantes de estas Islas, sean canarios o no. Hay islas del Caribe -puedo citar varias sin necesidad de mirar un mapa- que tienen las mismas instalaciones turísticas desde hace veinte o treinta años. Crecimiento cero. El número de visitantes que reciben no se ha modificado al alza -o a la baja- desde que los lugareños tienen memoria.

En Canarias, y en toda España, hace tiempo que nos empeñamos en cuadrar el círculo. Aquí trabajaba todo el que quería hacerlo cuando funcionaba la economía del ladrillo porque la construcción es un sector que tira de todos los demás. Una construcción que jamás volverá a los niveles que tenía antes de la crisis por mucho que lo sueñen algunos. Se puede pensar en cierto movimiento si se renueva parte de la planta hotelera, aunque los empresarios canarios poco o nada tienen que ver con sus colegas norteamericanos. Allí se echan abajo muchos hoteles apenas alcanzan los treinta años. Aquí, más bien no.

Descartado el turismo y la construcción como generadores de un gran volumen adicional de empleo, queda poco de lo que echar mano. Acaso el desarrollo de las energías renovables -si alguna vez se opta de verdad por este sector; es decir, se apuesta por él sin corrupciones ni golferías- o la desalación de agua de mar, aunque ninguna de estas posibilidades es capaz de absorber un porcentaje significativo de los jóvenes licenciados en ambas universidades canarias. La agricultura no es rentable sin las fuertes subvenciones que llegan desde Europa y la industria tampoco; ni siquiera para cubrir la demanda interna. Es más barato importar un vaso de papel fabricado no ya en China sino en la misma Francia, que fabricarlo aquí. En cualquier caso, si alguien conoce alguna opción adicional, le agradecería que nos la expusiese a todos.

¿Significa esto que debemos hacernos el harakiri ante la falta de salidas? Desde luego que no. Podemos optar por una economía subsidiada. Una situación que ya tienen algunas de estas islas. Lo malo es que para ello necesitamos gente -más bien países- dispuestos a subsidiarnos. Algo un tanto difícil en las circunstancias actuales. Aunque quizá exista otra alternativa mucho más sencilla que todavía no hemos descubierto. Ojalá. Todo es admisible salvo que nos sigan engañando los políticos con las promesas de un futuro que dentro de poco volverá a ser pluscuamperfecto.

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