Mesut Özil, uno de los mayores talentos que ha tenido el Real Madrid en las últimas temporadas, abandona el club blanco para marcharse al Arsenal, posiblemente, a cambio de 50 millones de euros que tal vez no compensen las actuaciones de un genio que en ocasiones fue intermitente.

Fue el único "pero" de un centrocampista talentoso, con muchos quilates en sus botas y que durante tres temporadas dio mucho fútbol al siempre exigente público del estadio Santiago Bernabéu. Sin embargo, Özil, que en su curso inaugural en el conjunto madridista le ganó la partida a Ricardo Kaká, a veces no mantuvo una línea excesivamente regular.

Sobre todo en los momentos importantes, los que a veces marcan una temporada. En ellos, Özil solía desaparecer, en ocasiones absorbido por un exceso de responsabilidad que en el fragor de la batalla provocaba un bajón del nivel del equipo.

Pero Özil ofreció momentos sublimes. Tardes y noches de fútbol espectacular, exquisito. Siempre de la mano de José Mourinho, el entrenador con quien coincidió en su etapa en el Real Madrid. Con Carlo Ancelotti, su relación se reduce a tres jornadas de Liga y a un verano de preparación.

Fue Mourinho quien exprimió las cualidades del que fue uno de los pilares en su equipo. Fue contratado por el Real Madrid el 17 de agosto de 2010. Pagó por él al Werder Bremen 18 millones de euros. Özil, se mostró seguro de sí mismo, de sus cualidades: "No tengo miedo, sé cuál es mi potencial", dijo aquel día.

En su primer año sólo fue superado por Lionel Messi en el capítulo de asistencias. Ofreció 16 pases de gol a sus compañeros. También marcó diez tantos en todas las competiciones. Pero, sin embargo, sólo ganó la Copa del Rey al Barcelona. Fue su única victoria ante un club que arrebató al Real Madrid el resto de éxitos. En aquellos cuatro clásicos consecutivos que se jugaron en 18 días, Özil prácticamente desapareció.

En la campaña 2011/12 se vio su mejor versión. Aunque casi siempre era sustituido a lo largo de los partidos y Mourinho llegó a decir que el problema era que tenía más competencia que la temporada anterior, Özil se asentó en el equipo y fue la guía del Real Madrid que ganó la Liga de los récords. En todas las competiciones dio 24 asistencias y marcó siete goles.

En su última temporada ganó la Supercopa al Barcelona y brilló en dos clásicos. Fueron sus últimas grandes aportaciones en partidos importantes. Después, en encuentros clave como las semifinales de la Liga de Campeones ante el Borussia de Dormtmund, Özil desapareció.

Tal vez esa falta de regularidad ha provocado que el Real Madrid se haya decidido a prescindir de uno de los futbolistas más brillantes que hay en Europa. Eso, y que también tiene está Isco en la plantilla, que ha aterrizado con buen pie en el club. O, también, los 50 millones de euros que ha pagado el Arsenal.

Es el traspaso más caro que ha hecho el Real Madrid a lo largo de su historia. Supera al de Robinho al Manchester City, que dejó 43 millones en las arcas blancas. A lo mejor, por eso, el presidente Florentino Pérez se sintió poderoso para hacer callar a la afición del Bernabéu que hoy pidió a gritos durante la presentación de Gareth Bale la permanencia de Özil en el club.

Sin embargo, el alemán al final ha hecho las maletas con destino Inglaterra. El Arsenal de Arsene Wenger, un equipo que hace ocho años que no gana nada y siempre aspira a todo, acogerá a un jugadorazo, a un pasador, a un centrocampista muy brillante. Un auténtico genio a veces intermitente que aterriza en un club con calidad pero últimamente irregular. Özil encaja a la perfección.