El director español Manuel Martín Cuenca, que ha estrenado en el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF) "Caníbal", una película alabada en la ciudad canadiense y que ha despertado grandes elogios, confiesa que ve el cine "como un acto de magia".

En Toronto, uno de los tres festivales más importantes del mundo y donde muchos grandes estudios prefieren lanzar las películas que confían lleguen a la noche de los Óscar, Martín Cuenca ha cosechado continuos elogios con "Caníbal".

El director artístico de TIFF, Cameron Bailey, la ha calificado como una de las joyas ocultas de la muestra. Sus actores, Antonio de la Torre y Olimpia Melinte, le han señalado como uno de los mejores directores de actores de España. El público canadiense le ovacionó en su estreno mundial el viernes.

Y en España, por primera vez en la carrera del realizador almeriense, su película ha sido incluida en la lista de cuatro preseleccionadas para los Óscar.

Martín Cuenca se mantiene fiel a sus orígenes.

"No sé muy bien qué supone o va suponer ''Caníbal''" declaró el director en una entrevista con Efe.

"Quizás es la película con más expectativas de las que he hecho. Lo cuál uno confía que esté bien para que te dé la oportunidad de hacer otra, que es básicamente lo importante. Pero luego creo que la distancia me hará ver un poco más qué significa cada película".

El director andaluz explica que "para mi ''La mitad de Óscar'' fue fundamental, quizás también ''Carrillo'' el documental que hice, por hacer una apuesta más formal y más libre".

"Con ''La mitad de Óscar'' aposté sin concesiones, sin complacencias. Y esta película es muy hija, o hermana, de ''La mitad de Óscar''. Y luego son dos películas sobre dos tabúes. Dos películas al límite" añade.

"Para mi, ''La mitad de Óscar'' fue quizás la película más importante de todas las que he hecho. Y eso lo veo ahora tres años después, y la decisión hace cuatro o cinco años de hacerla y cómo hacerla, fue una decisión muy importante".

Martín Cuenca también explica lo que declaró al público canadiense nada más estrenar "Caníbal" cuando dijo que su última película cerraba de alguna forma un ciclo.

"No me voy a pasar la vida entera haciendo películas sobre tabúes. De alguna manera tendré que ir más allá", dijo con una sonrisa.

Martín Cuenca explicó cómo ayudó a De la Torre y Melinte, cuyas interpretaciones respectivas como sastre caníbal y víctima enamorada han sido elogiadas, para preparar sus papeles.

El director revela que pidió a De la Torre que aprendiese los detalles más físicos de su personaje, ya fuese el oficio de sastre, el cortar leña o descuartizar como un carnicero.

"Le pedí a Antonio y se entregó", afirmó.

El actor malagueño pasó dos meses de aprendiz con el sastre Octavio Hernández, uno de los más prestigiosos de Madrid, tomó clases de corte de leña y pasó tiempo con un carnicero. Y lo mismo la actriz rumana Olimpia Melinte, que tuvo que aprender cómo dar masajes o un español de calle, con errores gramaticales incluidos.

"Todo lo que es coger físicamente la destreza del personaje es muy bueno para un actor. Porque te hace cómo construir los personajes desde bases muy sólidas porque son muy concretas", indicó.

"Ponerse en ese papel empieza por el trabajo físico más que por el trabajo intelectual, y eso es lo que hacíamos con Antonio", agregó.

"Creo que es un trabajo muy importante que ayuda mucho a los actores. Y yo intento siempre empezar por ahí. Para mi esa es la primera parte del trabajo de dirección". reveló.

Martín Cuenca también explicó por qué sus películas son, en muchos sentidos, minimalistas: "Para mí, todo tiene que ser casi teatral, en el buen sentido. Un telón negro y lo justo para contar. Esa ''esencialidad'' te da mucha profundidad. Los detalles se convierten en muy importantes".

"Al final, el cine es un acto de magia, en el que pones todos los elementos, en el que rodar un plano es como un ritual, y convocas el estado de gracia, con todos los elementos y cuando sale es mágico", concluyó.