El "Costa Concordia", el gigantesco crucero que hace 21 meses naufragaba causando la muerte de 32 personas y quedaba encallado frente a las costas de la turística isla del Giglio (centro de Italia), se volverá a poner a flote a partir de hoy en una espectacular operación de ingeniería sin precedentes. La expectación por el reflote, que ha costado 600 millones de euros a la naviera Costa Cruceros, ha convocado a centenares de periodistas procedentes de todo el mundo para asistir al llamado "parbuckling", el término técnico con el que se conoce la operación con la que se procederá a hacer una rotación de 65 grados para que el barco vuelva a quedar en posición vertical.

Aunque los habitantes de la isla de Giglio ya se han acostumbrado a la vista de la mole de 44.600 toneladas de peso, 290 metros de longitud y cerca 70 metros de altura que yace apoyada de lado frente a una de sus playas, no ven la hora de que este símbolo de la tragedia desaparezca. Por ello, el comisario extraordinario para la emergencia del Costa Concordia y jefe de la Protección Civil italiana, Franco Gabrielli, explicó que "en la operación de rotación del crucero, los habitantes de la isla no se sentirán huéspedes" y podrán asistir en primera fila. Pero "no queremos que se convierta en un espectáculo. Buscamos todavía dos cuerpos que tienen que ser restituidos a sus seres queridos", advirtió Gabrielli al recordar que de las 32 víctimas de aquel naufragio, entre ellos un español y dos peruanos, los restos de la pasajera Maria Grazia Trecarichi y el miembro de la tripulación Russel Rebelli no han aparecido y se espera que con el reflote del barco puedan ser recuperados.