El partido de ayer corona a Ayoze Pérez como estrella incipiente y confirma al Tenerife como equipo. Hay más méritos que repartir en este triunfo: el de Álvaro Cervera, que le dio la vuelta al desarrollo del encuentro con un acertado movimiento de piezas, acometido con la pelota rodando (minuto 34) y cuando peor pintaban las cosas. Fue el entrenador el que le soltó la rienda al canterano sacándolo de su ostracismo en la punta y dándole libertad en el costado izquierdo. Un golpe de mano.