La antorcha olímpica ha regresado este lunes a la Tierra, junto al astronauta de la Agencia Espacial Europea (ESA) Luca Parmitano, el comandante ruso Fyodor Yurchikhin y la astronauta de la NASA Karen Nyberg, en la nave espacil Soyuz TMA-09M, según han informado ambas agencias.

El aterrizaje se ha producido a las 03.49 horas en la estepa de Kazajistán. Un equipo conjunto de investigadores rusos y personal de la NASA asistieron al aterrizaje, recuperando a los astronautas y a su carga olímpica poco después de que la nave tocara tierra.

La antorcha olímpica de los Juegos Olímpicos de Invierno 2014, que se celebrarán en la ciudad rusa de Sochi el próximo mes de febrero, llegó el pasado jueves al espacio exterior a bordo de la Soyuz TMA-11M, donde el cosmonauta Mijail Tyurin se la entregó a sus compañeros de la Estación Espacial Internacional (ISS).

El sábado la antorcha dio su primer paseo espacial portada por los astronautas rusos Oleg Kotov y Sergei Riazanski. El presidente del comité organizador de 2014, Dimitri Chernishenko, recordó que Rusia fue "el primer país en mandar un hombre al espacio" y que ahora se ha convertido en "el primer país en mandar una antorcha olímpica". "Este logro subraya la capacidad del ser humano y simboliza las aspiraciones de todos los atletas del mundo por alcanzar nuevas metas", apuntó.

Durante su estancia de cinco meses en la ISS, el astronauta de la ESA Luca Parmitano ha realizado más de 30 experimentos científicos y completado dos paseos espaciales. El trabajo científico de Luca ha incluido la instalación y puesta en marcha de experimentos sobre emulsiones, que ayudarán a la industria a crear alimentos y fármacos más duraderos.

El astronauta italiano de la ESA ha usado el horno espacial de la ESA para calentar metal a 1400ºC, para estudiar microestructuras en aleaciones. Este tipo de investigación, que puede hacerse solo en microgravedad, es un paso previo a la creación de metales ultraligeros y estables propios de la era espacial.

En otro experimento, Luca tomó muestras de su propia piel para desarrollar un modelo de cómo envejecen nuestros tejidos. El astronauta también tomó registros de su propio sueño, en un proyecto cuyo objetivo es estudiar cómo regula el sueño el cuerpo humano.