"Evaluación preliminar del riesgo de inundación en la demarcación hidrográfica de Tenerife" es el documento que el Consejo Insular de Aguas de la Isla (Ciatf) ha puesto en información pública y que dio a conocer ayer en una jornada de participación, en el que se analiza la problemática de las inundaciones, tanto por avenidas o riadas como por mareas y oleaje en zonas próximas a la costa. Una de las conclusiones de sus 185 páginas es que hay siete barrancos potencialmente inundables y de alto riesgo.

Estos puntos geográficos son el barranco de Santos, a la altura del Puente Serrador y la plaza de Europa (Santa Cruz) y de Carnicería y Finca España (La Laguna); el barranco San Felipe (La Orotava-Puerto de la Cruz), en el tramo La Perdoma-Las Dehesas; el barranco de San Juan o de Guaría, en Playa San Juan (Guía de Isora); el barranco del Infierno, en el punto Fañabé-Playas del Duque, además del barranco de Torviscas, en la zona El Conde-Costa Adeje (Adeje); el barranco del Bufadero, en el barrio de María Jiménez, así como el del Hierro, en el enclave Ofra-Refinería (Santa Cruz).

El consejero insular de Aguas, Jesús Morales, destacó que el Cabildo, a través del Ciatf, se adelantó a este estudio y elaboró en 2012 el Plan de Defensa frente a las Avenidas, "que va más allá del estudio de los riesgos, en cuanto que analiza también las particularidades de nuestra orografía". En este sentido, Morales explicó que en la isla se debe convivir de la mejor manera con los riesgos limitándolos en lo posible. "Es imposible cambiar nuestro territorio y sus particularidades, pero sí podemos establecer planes de ordenamiento, de emergencia y urbanísticos para limitar estos riesgos", añadió.

A juicio del consejero Jesús Morales, el proceso que se ha iniciado para la consulta de la documentación (durante un periodo de tres meses) y la participación pública "constituyen para este organismo un mecanismo eficaz para el intercambio de información y una oportunidad para el fomento de la interacción con los agentes sociales".

Evitar otro 31 de marzo

Durante la última década se intensificó el esfuerzo por evitar que vuelvan a producirse tragedias como la del 31 de marzo de 2002, cuando una riada asoló Santa Cruz causando cuantiosos daños materiales y víctimas mortales. Jesús Morales recordó que resulta vital un mejor conocimiento de la realidad insular y la concienciación ciudadana, así como conocer el mapa de peligrosidad y riesgos y los planes de gestión para actuar en estos enclaves. El pasado 26 de septiembre, la Junta de Gobierno del Ciaft tomó en consideración el documento "Evaluación preliminar del riesgo de inundación en la demarcación hidrográfica de Tenerife".