El organismo estatal Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (Aena) tiene previsto activar, a partir de mediados de 2014, el sistema instrumental de ayuda al aterrizaje (ILS, por sus siglas en inglés) en el aeropuerto de Los Rodeos.

La aplicación de esta tecnología supone asegurar que la mayoría de las maniobras que se realicen en condiciones de baja visibilidad, como las que se generan por la presencia de niebla y nubes densas en la zona donde se ubica Tenerife-Norte, no tendrían que abortarse originando desvíos o cancelaciones.

Así lo confirmaban ayer fuentes del organismo estatal, que responde así a una de las demandas más requeridas por parte de la Asociación de los Profesionales del Control de Tráfico Aéreo (Aprocta) con respecto a los niveles de operatividad del aeropuerto tinerfeño, que también ha aumentado su horario de operatividad.

A juicio de los controladores, no es "de recibo" que por causa de las nubes o la niebla se produzcan alteraciones de vuelos en Los Rodeos, una circunstancia que provoca un trastorno no solo para los trabajadores del aeropuerto (tiempos de espera, aproximaciones fallidas, tráfico colapsado), sino también para los propios usuarios, que ven alterado su programa de viaje con el traslado hasta el sur (Reina Sofía), así como a los profesionales que prestan sus servicios, caso de los taxistas.

El ILS es un sistema que, mediante señales electrónicas, permite al piloto la aproximación a la pista aunque no disponga de contacto visual. Existen varios niveles que van desde la categoría I, el más básico y presente en la mayoría de aeropuertos españoles, al de grado II y, por último, al nivel II-III, que permite "casi un aterrizaje automático" y solo está activo en los aeropuertos que presentan mayores complicaciones debido a las causas meteorológicas, como es el caso de Madrid, Barcelona, Vitoria o Santiago de Compostela.

Y si bien a Los Rodeos le correspondería en teoría este sistema, desde Aena precisaron que "contar con un nivel de categoría II-III depende, además, de factores como la orografía del entorno aeroportuario, la circulación e intensidad de los vientos, la densidad de la niebla y, asimismo, de que tanto los aparatos como las tripulaciones dispongan de la homologación necesaria para operar con estas condiciones".

En este sentido, para Tenerife Norte se ha optado por implantar el nivel II, de manera que la operación se realiza sin aterrizaje automático, modelo que muchos pilotos prefieren frente a la situación de navegar sin el control de los mandos y guiado por un "aparato" desde tierra, expuestos a vientos de cortadura y turbulencias.

Antes de que Aena se decantara por esta solución se desarrollaron vuelos de prueba y se evaluaron diferentes parámetros.