El dramaturgo y actor tinerfeño José Padilla (Santa Cruz de Tenerife, 1976) es el flamante ganador del Premio Ojo Crítico de Teatro 2013 de Radio Nacional de España (RNE). Este lunes vendrá a su isla natal para participar en un diálogo abierto sobre la situación del teatro en España, a las 12:00 horas, en el teatro Leal de La Laguna, ciudad en la que también se van a representar la próxima semana dos de sus montajes.

¿Cómo encaja que le hayan concedido el Ojo Crítico de Teatro de este año?

Es un premio muy importante, aparte de lo que supone para mi, por el hecho de que eso significa que los profesionales de la cultura están valorando el trabajo en todos sus estratos. Me explico, el teatro independiente que se está haciendo, las nuevas propuestas, los dramaturgos emergentes, como mi caso, están proponiendo ahora mismo muchísimos trabajos de gran calidad y que este premio me lo hayan dado a mi, demuestra que están pendientes de lo que estamos haciendo. Y eso es muy de agradecer.

¿Cómo definiría la naturaleza de sus montajes, son comprometidos e independientes?

Independientes lo son, porque en el estado actual de las cosas, con esta crisis atroz que estamos viviendo, si uno quiere proponer nuevos trabajos y mostrar nuevas puestas en escena, no le queda otro remedio que ser independiente, en el sentido de que recoja los medios de que disponga y atrévete a llevar a cabo tu propuesta. Eso es lo que entiendo yo por independiente. Con respecto a mis montajes, lo que sí trato es de formar equipos en los que cada uno pueda proponer lo que quiera montar y de ese modo aquello que contemos, sea lo que fuere, esté efectivamente en el escenario, y que la gente lo reciba. En ese sentido, sí que son comprometidos en el equipo que lo lleva a cabo.

¿Qué tipo de temas le gusta abordar en sus propuestas escénicas. Se fija en la actualidad?

No me marco límites en ese sentido. He hecho obras que pueden tocar la temática del terror, la situación de la mujer en los primeros años 70 en España, la juventud a principios de siglo, ahora la responsabilidad que tenemos con los nuevos medios de difusión, redes sociales, etcétera. No me ciño a ninguno y trato de potenciar las situaciones dramáticas que se dan en mis obras. Mediante eso creo que se consigue que haya diversidad de temas. Me fijo mucho en la actualidad, me inspira, pero no solo eso. Trato de abrirme hasta donde pueda ser capaz de llegar. Si hay algún tema de actualidad que me pueda llamar la atención, voy a por ello, pero no limitarme sólo a eso.

¿Cuáles son las claves de su dramaturgia?

Es un trabajo muy cercano al actor y un compromiso con el equipo, a partir de ahí sale todo lo demás. Sobre todo, si hay una clave que me defina es que trabajo muy cerca del actor. Me baso en el trabajo diario con él o ella. Vamos creando, poco a poco, cómo es el personaje casi desde cero. Nos damos pautas, yo a ellos y ellos a mi, y a partir de ahí se va gestando la situación dramática, y más allá de la gestión dramática, la obra entera. Si hay alguna clave en mi dramaturgia, es esa.

¿Luego es un trabajo coral. Complementa lo que dice el actor con lo que usted piensa?

Eso es. Procuro no llevar todo escrito de antemano, para dejar espacio a que la propuesta del actor tenga lugar.

¿Se identifica con el calificativo que le han puesto de "dramaturgo de los desafíos"?

Bueno (ríe), lo agradezco por lo que ello conlleva, pero bueno, lo decía ya en RNE. El desafío ahora mismo es hacer teatro y en eso si que no estoy solo yo. Cualquier profesional que ahora mismo decida llevar a cabo una puesta en escena está desafiando a la realidad, porque es complicadísimo poner en pie una obra, y el hecho ya de querer hacerlo es el mayor desafío con el que un profesional de las artes escénicas se puede encontrar hoy.

¿Hasta qué punto asume riesgos al abordar sus proyectos?

Procuro no proyectar ninguno de mis miedos, que como toda persona tengo, y lanzarme a pecho descubierto a lo que vayamos a encontrar en el proceso. Hacia allí voy siempre sin reparos sabiendo que van a surgir dificultades. En el proceso creativo siempre los hay, pero me lanzo para allá sin reparos y a ver qué me encuentro en el camino.

¿Qué cambia de escribir textos teatrales a representarlos?

Me cambia mucho porque cuando estás escribiendo tienes una idea que luego, a la hora de poner en escena, sobre todo si no lo dice uno mismo, tiene que escuchar y asumir el punto de vista de otro director. Es muy distinto, pero a la vez es muy placentero porque de repente te das cuenta de que tu mismo texto de interpretación tiene múltiples posibilidades y eso, como actor, hay que asumir, y cuando he asumido la nota del director ya está.

¿Cuál es el perfil de actor que encaja en sus montajes?

Para mí, los actores que saben escuchar son los mejores. Por fortuna, me he encontrado con unos cuantos.

¿Qué gusta de sus montajes?

No soy el más acertado para decírtelo. Quiero creer, no sé si estoy en lo cierto o no, que son muy distintos entre si, y eso creo que es agradable para el espectador que más o menos haya seguido mi trayectoria. Luego, lo que puede gustar, quizás el sentido del humor con el que procuro dotar a todos mis textos, y creo que incluso en los más dramáticos hay mucho sentido del humor. Creo que el humor es muy necesario en todo el teatro.

Le gusta adaptar a los clásicos, ¿qué le atrae de ellos?

Me atraen los clásicos por ser clásicos, en el sentido de que no hay nada inventado bajo el sol que decían los romanos y es así. Yo, en la medida que investigue en el teatro clásico, me voy a hacer mejor dramaturgo. No lo digo porque sean textos que están en las grandes bibliotecas, no me refiero a eso. Los clásicos son clásicos porque hablan del ser humano y por eso han sobrevivido al paso del tiempo. Entonces, recurro a ellos y analizando sus estructuras dramáticas y los personajes que en ellos se dan yo me he ido curtiendo como dramaturgo contemporáneo. En esto alguna gente discrepa, pero yo estoy completamente convencido de que los clásicos nutren el teatro contemporáneo.

¿Qué significa "Enrique VIII", de Shakespeare, en su producción. Londres, París...?

Ha sido un antes y un después, porque ha sido una obra que nos ha dado muchas alegrías por todo lo que ha viajado y todo lo que ha gustado. Para mi que esa función haya tenido ese recorrido, y espero que siga teniéndolo, ha sido un paso muy importante en mi carrera, porque de algún modo me han dicho que estoy en el buen camino. Eso es lo que me llevo de Enrique VIII, aparte de trabajar con un equipo fabuloso, como dramaturgo me ha dicho que estoy en el buen camino.