Los restos de tres adultos y un niño fueron depositados entre los siglos XI y XIII bajo un saledizo del barranco de Los Canarios, en Fuerteventura, un yacimiento que acaba de proporcionar la primera información disponible sobre los ritos funerarios de los antiguos majoreros.

La arqueóloga de la empresa Tibicena, Rosa López, ha presentado hoy los resultados de la excavación llevada a cabo entre septiembre y noviembre de 2012 en un "solapón" de pequeñas dimensiones en la zona de la Solana del Cuchillete, después de que perro de un cazador descubriera un cráneo humano dentro de la cueva.

Tras la excavación y los estudios del material hallado en un laboratorio de Miami (EE.UU.), un equipo multidisciplinar compuesto por arqueólogos, restauradores y antropólogos ha podido constatar que el "solapón" tuvo, al menos, dos funciones durante la etapa anterior a la conquista de Canarias por la corona de Castilla.

En un primer momento, y gracias al hallazgo de cuentas de collar confeccionadas con conchas, se puede deducir que el espacio fue utilizado como espacio de sacralización o bien como lugar de ocupación temporal.

En una segunda etapa, entre los años 1040 y 1260, fue utilizado como lugar de enterramiento de cuatro individuos, tres adultos y un niño de unos diez años, una teoría corroborada gracias al hallazgo de restos de fémur, húmeros y cráneos, que fueron sometidos a pruebas de radiocarbono.

En la cueva, también se han localizado utensilios del ajuar funerario, como piezas de cerámica con restos de quemado que dan pie a relacionarlo con algún ritual funerario.

Según la arqueóloga Rosa López, el estudio del material óseo ha permitido constatar que "el depósito funerario fue usado por distintas generaciones de un mismo grupo social". "Sin embargo, las pruebas de ADN, debido al mal estado de los huesos, no han podido aclarar si eran miembros de una misma familia", ha precisado.

López se ha mostrado cauta a la hora de asociar el depósito funerario a los poblados prehistóricos del barranco de Los Canarios ante la ausencia de excavaciones que permitan aclarar si estos individuos pertenecían a alguno de ellos.

Este hallazgo, considerado por los estudiosos como un hito para la arqueología majorera ante la ausencia de excavaciones en yacimientos funerarios, ha puesto algo de luz sobre la forma en la que los antiguos pobladores de Fuerteventura, los mahos, trataban a sus muertos.

En el momento anterior a la intervención arqueológica, el suelo del "solapón" estaba cubierto con piedras sobre las que fueron depositando los restos de los cuatro individuos a lo largo de un periodo de unos 220 años, tal y como se desprende al comprobar la posición de los individuos.

El material extraído de la cueva también fue objeto de un estudio bioantropológico que ha permitido conocer un poco más la forma de vida de los mahos, tales como su tendencia a estar de cuclillas, el tránsito por sitios agrestes o el padecimiento de artritis.

Además, ha permitido conocer la dieta alimentaria de los antiguos pobladores de Fuerteventura, basada en elementos proteicos como la carne y el pescado y la práctica ausencia, a diferencia de otras islas como Gran Canaria, del uso de cereales en la dieta.