El arqueólogo Miguel Ángel Molinero expondrá en Tenerife los resultados de la primera campaña de excavación en la tumba TT 209 en Luxor, construida en un valle o "wadi" -un emplazamiento poco habitual- para sepultar a un alto cargo de Tebas y en la que se ha descubierto una entrada monumental.

Ésta entrada gigantesca, denominada "portada-nicho", es específica de las tumbas-templo tebanas de las dinastías XXV y XXVI, es decir, entre el 755 y el 525 antes de la era, y ha sido el descubrimiento más significativo de esta primera campaña, según se explica en la página en internet de los Museos del Cabildo de Tenerife.

Precisamente este miércoles en el Museo de la Naturaleza y el Hombre hablará Miguel Ángel Molinero, que es profesor titular de Egiptología en la Universidad de La Laguna, sobre la misión arqueológica en la que participa el centro docente y los objetivos de esta primera campaña en la tumba-templo TT209, situada en Asasif Sur, en la orilla occidental de Luxor.

En julio de 2012 tuvo lugar el inicio de las excavaciones arqueológicas en el denominado "Proyecto dos cero nueve" en esta tumba que pertenece al Periodo Tardío, en el Alto Egipto.

Fue creada en un valle, una ubicación que no es habitual y uno de los objetivos del proyecto es el de intentar explicar este emplazamiento.

La información disponible de la tumba hasta ese momento era muy escasa y la carencia más significativa es la del nombre de su propietario, pues se ha atribuido a Seremhatrekhyt.

Sin embargo, hoy los egiptólogos saben que este término es un título administrativo -significa literalmente "funcionario al frente del pueblo"- y, por tanto, ése era uno de los cargos de quien encargó la tumba, pero no su nombre propio.

La documentación más importante que se disponía de esta tumba eran los planos y alzados trazados por un arquitecto, Dietheln Eigner, en la década de 1970, que fueron realizados sin excavar, sino reptando sobre los escombros.

Los arqueólogos de la misión canaria que excava la tumba -que mide unos 125 metros cuadrados- han trabajado en su primera campaña sobre un momento del que no aparecía referencia alguna en las narraciones de viajeros antiguos ni en las obras de los primeros egiptólogos del siglo XIX.

Sólo se menciona esta tumba-templo en un artículo de Richard L. Mond en 1902, quien en su primera estancia en Egipto trabajó en varios lugares de la orilla occidental en Luxor y que sólo le dedicó un párrafo en el que alude a que había excavado dos pozos funerarios que había encontrado vacíos.

También señalaba que en el invierno de 1903 había recogido una mesa de ofrendas y varias figurillas funerarias de un hombre llamado Padiamon.

Este nombre, Padiamon, está ligado a las figurillas funerarias encontradas en sala hipóstila pero no hay seguridad de que pertenecieran al propietario de la tumba, pues podían haber formado parte del ajuar de uno de sus familiares enterrados en cámaras o pozos funerarios secundarios o bien testimoniar una reocupación posterior.