Como soy de los que no tengo que leer un anuncio del Cabildo para saber que a los mayores hay que respetarlos y ofrecerles una vida más agradable. Por estas fechas he pasado unos días con mis mayores. De los de aquí y los de allí. Siempre me han enseñado. Los menores también. Pero le hago reverencia a los primeros. Por eso algunos días de estas fechas he cambiado "El Chicharro" por " La Giralda" y he caminado por Sevilla. En plena vorágine consumista, pero solo unos días. Bendito consumo. Ha propiciado que las listas de desempleo bajen. Aunque el sindicato de las comilonas de gambas a costa de las subvenciones no está conforme- entre otros-. Allá ellos.

Las calles por estas fechas ofrecen reclamo al paseo y al disfrute. Apropiada imagen de Navidad. En Híspalis, también turistas haciendo fotos del Patio de los Naranjos -mientras dejen-; he oído que hay ya alguien del nuevo Gobierno andaluz que quiere restringir las visitas como en Altamira y cobrar por el paseo a pie.

Y entre paseantes y olores, un grupo de chavales se disponen a cantar con bandurrias en mano, se les ocurre hacerlo en la calle Tetuán. Es lo propio allí y también aquí. Por ahora. Pero no tardan en aparecer tres agentes de la autoridad. Concentran mi atención de inmediato. Los tres, provistos de indumentaria de asalto. Uno – el que parece mandar- da instrucciones con movimientos de cabeza a los otros dos, que se apostan en cada esquina. Mientras el mandamás se busca paso entre los escuchantes -turistas y lugareños- que disfrutábamos del evento. Accede al chaval que dirigía el coro. Algo le debió decir. Contundente. De inmediato dijo: "quillo callarse... la policía no nos deja cantar villancicos, no tenemos autorización". Quiero decir que eran locales –la policía-. Yo me quede contemplando como disolvían a los escuchantes y como los dos rambos esperaban instrucciones para la acción. Pero nada ocurrió. O sí. Me causó una tremenda vergüenza ajena. Mientras, de las de personas que formaban el corro, nadie mostró desaprobación. Solo cuando marchó la policía, comenzaron los murmullos. Así que te resignas, una vez más, no te queda otra, más a mi alrededor escuchar los desahogos verbales: " serán hijos de ...." " mira tu callar a los chavales...".

Hasta dónde se llega y el cómo. Para colmo los benditos smartfones me proporcionaron una vez mas imagen de lo sucedido. Al descuido. Todo hay que decirlo. No entré en la provocación. Por si acaso. Tengo un colega en el consistorio de esa ciudad, al que se lo haré llegar. Por eso de la incredulidad, la presunción de veracidad de los actuantes y la higiene en la convivencia.

Pero no pude aguantarme y seguí al "jefe" hasta que pude alcanzarle y preguntarle el motivo de la actuación. Esto es lo que me contestó: "Aquí para cantar hay que pagar" y "circule"....sic.

Esta manía de regularlo todo y por todo. En las calles aledañas y en la misma de los chavales del coro, estaban infectadas de cantantes callejeros, amigos de lo ajeno en forma de carteristas con título, apostados estratégicamente para pasar a la acción con el despiste del parroquiano. Pero nada de eso debió llamarle la atención a los agentes - que pasaban impasibles antes ellos-, más que un grupo de chavales cantando.

Desde mi punto de vista eran los que menos resistencia le ofrecerían para así remarcar el grado de agentes de la autoridad local, como espetó uno de los integrantes del triunvirato.

Así y por comparación. En estas fechas he disfrutado de parrandas callejeras. Magníficas. En San Cristóbal de La Laguna. Desde el 18 del pasado mes hasta el mismo 24. Los divinos. Son magníficos. Y ni por asomo un "guindilla" nos ha insinuado algo. Todo lo contrario. Y ni por asomo hay que pagar por cantar. Y menos folclore navideño. O como dice Toño: "yo, como consumidor callejero, tengo derecho a escuchar parrandas navideñas por la calle".

En fin, lo relatado hoy plantea el discurrir sobre el alto grado de intervencionismo normativo. Y si la futura norma para la protección de la seguridad ciudadana nos hará sentirnos mas seguros. Pero por hoy, a portarse bien y a ver que nos deja esta noche el triunvirato, esta vez de Reyes Magos.

@inurriaabogado

Abogado Director Bufete Inurria