"Que el vivir solo es soñar, y la experiencia me enseña..."

Cuando en 1971 vimos en Viena los folletos de promoción del Kaiserball (que había comenzado a celebrarse el año anterior), en el Palacio Imperial de Hofburg,llegó a nosotros un adelanto de lo que más tarde tuviésemos la ocasión de comprobar como una verdadera y genial idea de mostrar al mundo las reliquias de un pasado mítico, que los austriacos han sabido valorar para convertirlo en un atractivo turístico de valor incalculable.

Hoy, después de más de cuarenta años, hemos visto consolidado ese inmenso valor, como una muestra de lo que debe ser el desarrollo turístico sostenible, unido a esa excepcional visión de lo que es una gestión turística modélica.

No han escatimado sus recursos históricos los dirigentes de la nación austriaca para conformar una oferta turística de un categoría imperecedera, donde sus recursos han sido aprovechados con una experta visión de cómo hay que ordenarlos para que sean lo que tanto venimos proclamando desde hace muchos años: una fuente de riqueza y desarrollo cultural en todos los sentidos, para propiciar una alta calidad de vida a los habitantes de todos los rincones de su territorio.

El kaiserball ha evolucionado de una forma increíblemente correcta, conservando sus señas de identidad en las que se han afianzado las tradicionales ideas costumbristas que hicieran resucitarlo en aquellos años setenta del pasado siglo, rompiendo las barreras políticas que parecían imposibles de superar en la época, pero que el buen sentido y la calidad interpretativa del avance del turismo mundial y su modelo de gestión, han dejado mas que demostrado como se puede consolidar un turismo de élite alrededor de las mas clásicas muestra de una cultura ancestral gestionada con todas las mas inteligentes técnicas actuales.

Los espléndidos y lujosos salones del inmenso Palacio Imperial de Hofburg, son el punto de encuentro de este singular acontecimiento, donde se puede disfrutar de los actos ceremoniales que ilustraron la vida de los reyes Francisco José y Sissi, en una noche de fin de año donde ni siquiera han faltado las imágenes revividas de estas auténticas figuras de historia mundial para darnos la bienvenida al fastuoso evento, ante una imponente escalera de mármol, en el hall de palacio, flanqueadas por las mas excelentes muestras de unos actores caracterizados con la época, ataviados con impecables libreas y regias pelucas medievales.

La presencia de un servicio de la mas alta categoría para el disfrute de un escogido menú, acompañan el excelente banquete que se degusta rodeados de unas finas atenciones de las mejores del mundo, donde sobresale la indumentaria clásica de los personajes que atienden las brillantes y bien decoradas y presentadas mesas, un signo mas de la sensibilidad y la calidad que se aprecia en todo el ambiente que rodea al Kaiserball.

Contrastan estos hechos con lo ocurrido en otros lugares del mundo donde han desaparecido sus señas de identidad bajo la presunción de un falso "progreso".

Nos vienen a la memoria aquellas tradicionales y brillantes galas de fin de año que se celebraban en marco del imponente Gran Hotel Taoro, en el Puerto de la Cruz (Tenerife), más tarde Casino Taoro, hoy desaparecidas injustamente bajo el manto de la ignorancia, la mala gestión y el desconocimiento de lo que debe ser el desarrollo turístico sostenible: "disfrutar de los bienes que poseemos, sin poner en riesgo de que puedan disfrutarlos las generaciones futuras"...

(*) Del Grupo de Expertos de la Organización Mundial del Turismo (UNTWO)