Le gusta escribir historias que se columpian entre lo insólito y lo cotidiano, desarrolló en el año 2007 un libro para Ediciones Martínez Roca -editorial adscrita al Grupo Planeta- y hace unos días presentó "¿Quién cuidará de mis guardianes?", un texto de relatos con el que la lagunera Alba Sabina López (1984) ha roto una especie de muro que ella misma levantó durante una de esas crisis que golpean sí o sí a los seres creativos. "Me llegué a plantear que no quería publicar nada de lo escribía", confiesa Alba.

"No tengo conciencia de haber agotado alguna etapa de mi vida en la que no haya estado ligada a la creación literaria", añade la autora de tres novelas, aún sin publicar, que recupera algunas postales de su infancia más temprana. "A los tres años sabía leer, a los cinco ya escribía y dos años después componía pequeñas poesías", enumera sobre una atracción que ha ido creciendo con el paso de los años.

"Hay gente que decide tener un diario; yo directamente incluyo mis vivencias en un relato, una poesía, un artículo o un ensayo", asegura una tinerfeña que se marchó a estudiar a Madrid cuando tenía 17 años. Luego, una vez acabó los estudios de Comunicación Audiovisual en la Universidad Complutense, se instaló en Barcelona durante una temporada.

En la Ciudad Condal se alistó en un castin para buscar escritores y fue una de las elegidas para redactar un libro de 300 páginas en 10 días. "Me pasa- ba el día escribiendo una media de 30 folios diarios". En ese punto maduró su primer gran proyecto literario. Alba Sabina Pérez se metió de lleno en "Porta. Algo que contar"; una biografía que narraba la historia de un adolescente vocalista de hip-hop nacido en Sarriá (Barcelona) que cobró fama por ser el autor de un tema que acumuló más de un millón de descargas en la red. "Ese libro salió a la venta en 2008 y el desenlace de esa aventura fue algo confuso", admite una autora que no tiene un género literario cerrado. "Me gusta la novela y el relato... No hago novela negra ni ciencia ficción, aunque tengo historias que sí que tocan temas de ciencia ficción", cuenta una escritora que se ha inventado más trescientos relatos. "No sería capaz de concebir mi vida sin el filtro por el que genero todo lo que ficciono".

Alba no esconde su interés por escribir sobre "encuentros imposibles o lugares que casi no pueden ser, aunque todo ello en un enclave que a primera vista puede ser muy cotidiano". En ese sentido, Sabina Pérez reconoce tener "cierta habilidad" para usar como punto de partida algo que está muy cerca de ella. La autora de "¿Quién cuidará de mis guardianes?" dice en un acto de sinceridad que "yo no me había planteado jamás el hecho de dejar de escribir, porque eso es algo que no consigo imaginar, pero sí que perdí la ilusión por publicar", menciona cuando aborda un suceso que se produjo en 2009. Entonces Alba dio forma a "El reloj de mi padre", uno de los relatos que aparecen en el libro, y se lo envió por e-mail a su padre. "Él es un gran lector de relatos y lo leyó... Me llamó en cuanto acabó y dijo: Sabina tienes que publicar relatos, fíate de mí. Yo nunca me fío de sus criterios literarios hacia lo que yo hago porque son mis padres y, por lo tanto, siempre me van a decir algo bonito". Esa cantinela estuvo rondando a Alba hasta que en 2012 imprimió toda su producción y le propuso un trato a su padre: "Si eres capaz de elegir un número considerable de relatos que yo considere que están bien me pienso lo de volver a publicar", recupera la lagunera de una conversación en la que se empezó a armar este puzzle.

"Descarté casi todos los que él y mi novio, que es filólogo y un buen lector (el poeta Iván Cabrera Cartaya) eligieron. Solo salvé tres historias y seguí escribiendo (los otros siete fueron creados durante el año 2012 y mayo de 2013), aunque finalmente ellos incorporaron un texto que hice cuando solo tenía 14 años. ("Ociosas banalidades") y que yo no quería incluir. Ese está en contra de mi voluntad, aunque curiosamente hay gente que me ha dicho que ese texto es su favorito. Así de extraño es el mundo de la literatura", sintetiza Sabina antes de resumir las consecuencias del acto de publicar.

Todavía no tiene claro si llamarla novela, pero Alba anda metida en una aventura que se le asemeja bastante. "Es un relato más largo, más complejo, con varias tramas, en el que hay varias voces... Creo que puedo llamarla novela, pero no sé que propósito tiene: si la publicaré o la dejaré guardada en un cajón. Lo que sí sé es que me siento preparada para afrontar la historia que he querido contar desde hace años. Estoy intentando cribar lo que ya está hecho para no nutrirla de no errores y hacerle caso a Thomas Pynchon, es decir, trasladar a los lectores unas vivencias con un lenguaje directo en el que no existan demasiados artificios".

Sobre la sensación de publicar, por último, Alba Sabina Pérez dice que "el acto de publicar es un ejercicio muy duro. No solo por las críticas que te puedan llegar, sino también por los elogios que hagan de tu libro. Es como desnudarse en presencia de desconocidos".