Es el director de orquesta más solicitado del planeta; una de esas mentes excepcionales que pueden generar amor y odio en una única acción. Eso, más o menos, fue lo que pasó en el momento en el que liquidó su estancia en la Scala de Milán para aceptar la titularidad de la Orquesta Sinfónica de Chicago, proyecto con el que esta noche, a las 20:30 horas, se presenta en la Sala Sinfónica del Auditorio de Tenerife. El napolitano Riccardo Muti (1941) es una de las estrellas del 30 Festival de Música de Canarias, que mañana le hará volver al escenario en el que debutó en el año 2009.

Muti es igual de cristalino que el agua que no ha perdido su transparencia y pureza por efecto de una extraña turba. Un hombre de carácter que no duda en enfrentarse en público con Berlusconi a cuenta de los recortes culturales. "Soy muy italiano y muy europeo en esto. Veo con preocupación que estamos perdiendo nuestra identidad cultural", declaró tras aquel rifirrafe con el "Il Cavaliere". Y es que Riccardo Muti es un hombre de sur que casi nunca rehuye el cuerpo a cuerpo.

Personaje temperamental donde los haya, el maestro nacido en el sur de Italia tiene claro que nunca ha sentido la necesidad de decir "sí señor a nada" porque se considera un espíritu libre. "No soy un pelota", repitió en alguna entrevista cuando le preguntaron por su salida de la Scala de Milán para aceptar instalarse en Chicago.

Muti, que estuvo al frente de la Orquesta Filarmónica de Viena en los Conciertos de Año Nuevo de 1993, 1997, 2000 y 2004, es uno de esos genios que se mueven al borde del precipicio porque saben medir bien el peso de las decisiones que toman y el valor exacto que tienen sus frases. En este sentido, en cierta ocasión un periodista le pidió que le explicara qué es lo que tenía de especial la música napolitana. Su respuesta fue categórica. "La ópera napolitana era como el cine de hoy", comparó el director sureño antes de precisar que "el público pedía cosas nuevas y los músicos escribían una ópera detrás de otra. No todas eran obras maestras, pero eran interesantes".

Reconocido con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, Muti confesó en su día que su adiós de la Scala de Milán -después de permanecer 19 años al frente de ese proyecto- no fue tan traumático como la pintaron y que su desembarco inmediato en la Orquesta Sinfónica de Chicago fue fruto de una "seducción fulminante". El maestro reveló públicamente que recibió 67 cartas personalizadas que iban firmadas por componentes de la formación estadounidense en las que mostraban su agradecimiento por una colaboración que había tenido lugar 30 años antes. Riccardo Muti dijo que aquello fue un "golpe emocional". Quizás, la razón principal por la que renunció a la dirección de la Orquesta de Nueva York.

Rechazado por gestores y músicos de la Scala de Milán, el napolitano encontró en el estado de Illinois la oportunidad de prolongar una experiencia americana que se inició en Orquesta de Filadelfia. Pero su carácter independiente ya había fluido con anterioridad en una reflexión que no pasó de puntillas por un universo tan selecto: "Después de 19 años en la Scala, necesitaba volver a sentir la libertad", argumentó antes de aceptar el ofrecimiento que hoy le trae a la capital tinerfeña por segunda vez.

La música romántica es la guía elegida por Riccardo Muti para abrir hoy el programa tinerfeño de la trigésima edición del Festival de Música de Canarias. Los compases del "Ballet de las Brujas" de la ópera de "Macheth" de Verdi, "Muerte y Transfiguración" de Richard Strausss y la "Suite de Romeo y Julieta" de Sergei Prokoviev son las piezas que interpretará la Orquesta Sinfónica de Chicago en su puesta de largo en Tenerife.

En cuanto al programa elaborado para la jornada de mañana, Muti y los prestigiosos músicos de la emblemática orquesta estadounidense van a interpretar la "Sinfonía nº 5 en Do menor" de Beethoven y la "Sinfonía Fantástica" de Berlioz.