Adxson nuevas la intenciones del actual presidente del Cabildo grancanario, respecto a la tradicional separación promocional, en la inmediata FITUR, de la isla que representa. Basta con repasar las neuronas para entresacar una anterior campaña, generalizada para toda Canarias, en la que el eslogan era: "Canarias, el paraíso". Pues bien, haciendo alarde del habitual protagonismo que califica a la clase política y empresarial de Tamarán, llevaron el agua a su molino añadiendo a continuación otra frase: "Gran Canaria, lo mejor del paraíso" ¡Toma, separatismo y supremacía turística, paisajística y cultural! Que una cosa es que sean canarios, sí, pero ellos lo son aún más grandes, si cabe.

sí, pues, que Bravo de Laguna exprese que van a ir por libre con un expositor propio, porque se consideran los mejores preparados y con la oferta más completa, no resulta nada nuevo, pues en honor a la verdad conocemos de sobra el espíritu del canarión cuando aúna sus esfuerzos, al margen de las ideologías e intereses, para conseguir un objetivo, tanto en el ámbito social como en el aspecto urbanístico. Y el que tenga alguna duda, que acuda a la vecina capital y circule por el moderno y costoso entramado de túneles que diversifican las direcciones y agilizan el tránsito, evitando los consiguientes atascos. También se verían sorprendidos, si por circunstancias indeseadas tuvieran que acudir a un centro hospitalario, porque se toparían con el "Juan Negrín", el más avanzado y moderno del archipiélago. En otros aspectos, y concluyo para no hacer la ola en exceso a logros ajenos, están la iniciación de una tercera pista de aterrizaje -cuando EN niega la de Tenerife- o la ganada supremacía del transporte marítimo de contenedores o el establecimiento de las sedes regionales de los bancos y las centrales de todas las empresas dedicadas al sector del automóvil o de cualquier otro producto que se nos venga a la imaginación.

Por el contrario, nosotros, aunque duela decirlo, seguimos estancados con numerosas acciones que mejorarían sensiblemente las condiciones sociales y económicas de Tenerife, ninguneadas desde la metrópoli por la influencia de la rivalidad política existente entre el actual José Manuel Soria, ministro de Industria, Energía y Turismo, y el presidente regional Paulino Rivero, que fueron socios en cogobierno durante la legislatura anterior. Tres áreas o responsabilidades de claras preferencias hacia el paisaje y paisanaje grancanario, y nulo o escaso respeto hacia las aspiraciones tinerfeñas, criticadas encima por los simpatizantes locales de su propio partido, que no paran de exaltar sus virtudes respecto a la estrechez y la escasa influencia política del actual presidente regional, cuando acude a Moncloa a reivindicar trato igualitario para la comunidad.

No nos extrañe, por tanto, que con estos mimbres, se consolide una vez más el cesto del vecino en detrimento de los restantes, teniendo además como portavoz a Bravo de Laguna y haciendo honor al lema conservador que nos vigila desde el centralismo, y que sabe que de la división permanente, por agravio comparativo, se extrae la mejor de las debilidades para lograr un pensamiento único. El que supondría la emancipación del yugo dictatorial de los que llevan siendo dueños de nuestras vidas y haciendas desde la friolera de 600 años.

Vaya, pues, con su expositor individual a la FITUR, don José Miguel, y manifieste a gritos lo que es una verdad soterrada, porque se está mucho más cómodo en la sumisión que en la rebeldía. Y, de paso, siga practicando la táctica de todo partido nacional que se precie, para tener todo atado lo mejor posible, a pesar de las disidencias vascas, catalanas, gallegas y las que están por venir.

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