El baile se ha iniciado sin que haya empezado a sonar la música. El intento de Coalición Canaria (CC) de silenciar el debate de los candidatos hasta junio de 2014 no deja de ser una utopía más. El tiempo apremia y algunos piensan que una carrera se gana si se toma primero la salida.

Ana Oramas, diputada nacional, y Paulino Rivero, jefe del Ejecutivo regional, han trasladado ya a la dirección nacional de CC su predisposición a aspirar, si el partido así lo considera oportuno, a la candidatura a la Presidencia canaria en 2015.

Lo que hasta ahora era un debate soterrado es, desde hace unos días, una disputa sin pausa: dos grandes sectores pugnan por hacerse con la victoria.

Encuestas filtradas y reproches encubiertos han amenazado con externalizar las hostilidades que ambas sensibilidades habían acordado dejar de lado hasta que comenzara a funcionar la maquinaria electoral para los comicios de 2015. Pero esa era la intención.

Fuentes del partido consultadas por este periódico no esconden que CC es en estos momentos un hervidero en la sombra, donde cada sector espera a que el contrario dé un paso en falso para atacar con toda la artillería. La guerra puede estallar en cualquier momento.

De un lado están los que entienden que esperar es dar "mucha ventaja" a los rivales -léase aquellos que apoyan a Ana Oramas-, máxime si estos tienen como plataforma todo un Ejecutivo. De otro, los que defienden que en su labor como presidente se incluye también la de futuro aspirante.

Y en medio de ambos nombres surge un tercero: Fernando Clavijo. El alcalde de La Laguna y secretario general de CC en Tenerife se ha convertido por méritos propios en el mayor azote del presidente regional y de CC. Tanto que muchos en el partido lo ven como el "plan B" de una formación que ha visto cómo caían los apoyos ciudadanos proceso tras proceso.

Sin embargo, esta parece una posibilidad remota. Primero, porque el regidor lagunero aspira a repetir en la Ciudad de los Adelantados, y, segundo, porque su designación significaría que el fraccionamiento entre sectores de CC sería irreparable. "Perdería CC", reconocen las fuentes. Pero lo que sí ha quedado claro hasta ahora es que, si se viese obligado a tomar partido, Clavijo no tendría dudas: Ana Oramas sería su candidata.

Con el paso dado estos días por Oramas y Rivero, a CC se le abre una brecha que, de no taparse, podría desangrarla. Cuestión que, sin embargo, no parece preocupar más allá de lo normal a la dirección. ¿Por qué?

Las fuentes consultadas resumen esa tranquilidad con cifras: "Ninguno de los dos tiene los 3/5 necesarios para ser candidato". Visto de esa forma parece lógica esa aparente calma.

Y es que es, precisamente, esta mayoría la que puede esconder el resultado final. Desde la dirección de CC no se descarta el factor "sorpresa". ¿Cuál? Pues que ni Oramas ni Rivero sean el candidato, sino que aparezca un tercero, "un gallo tapado", como ya ocurrió con Román Rodríguez a finales de los noventa. ¿Quién? Eso es ahora mismo una incógnita difícil de despejar.

Con lo mencionado anteriormente parece que queda excluido Clavijo. Y más si se atiende a la demanda que desde hace años ha venido haciendo uno de los padres de CC, Manuel Hermoso, quien ha insistido en que el próximo candidato debe ser de Gran Canaria. La dirección matiza, incluso, que podría ser de otra isla "menor".

Visto lo visto, se esperan nubarrones en la formación nacionalista. La incógnita es conocer cuándo se convertirán en tormenta.