Tiene claro que en este país solo cuatro autores, o tres y medio, son capaces de vivir de la literatura, pero esa visión apocalíptica no ha impedido al santacrucero Benjamín Barret (1963) embarcarse en su primera aventura novelística. "La Laguna de los olvidados" (Neys Books) es un libro que gira en torno a esos héroes anónimos que pretenden cambiar la realidad aunque fracasen en su intento. "No sé si en el instante en el que empecé a escribirla pesó más la añoranza hacia mi tierra que la historia que tenía entre mis manos", asegura un isleño que vive en Madrid desde hace siete años.

Amante de la música y de la lectura, Benjamín Barret trabaja en una empresa especializada en el suministro de productos cardiovasculares. "No hay muchas conexiones, por no decir ninguna, entre mi actividad laboral y el placer que encuentro con la escritura", asegura un novelista que empezó a dar forma al guion de "La Laguna de los olvidados" en el año 2009. "Hubo parones, días en los que llegaron las dudas y el bloqueo, pero a partir del capítulo XVIII la historia empezó a caminar sola porque ya la tenía bastante interiorizada y todo se hizo más fácil", desvela un fiel seguidor de las tramas de Edgar Allan Poe, Dan Brown, Carlos Ruiz Zafón o Katherine Neville. "Soy un buen lector, pero es distinto ver la literatura desde este bando; escribir requiere algo más", matiza antes de dejar al descubierto un dato vinculado con su nombre. "Yo me llamo Benjamín Barreto, pero en casa me llamaban Barret porque decían que tenía más glamour musical. Al final he decidido usarlo también en esta nueva faceta", puntualiza el creador de un libro que se distribuye desde hace unos días en librerías de Santa Cruz de Tenerife y en las localidades madrileñas de Alcalá de Henares y San Sebastián de los Reyes.

En La Laguna de 1892 se encadenan unos misteriosos asesinatos que coinciden con la llegada a Tenerife de un barco en el que viajan una jóvenes procedentes de un orfanato irlandés. Con ellas viaja un investigador de Scotland Yard que se encontrará con una escenografía completamente distinta. "La Laguna lo tiene todo para ser una ciudad de tramas; de misterios que hay que perseguir... Soy de Santa Cruz, pero La Laguna es una ciudad que siempre me atrajo y a la que me uní por mi etapa universitaria -estudió empresariales en la ULL- y en la que me siento como en casa", avanza antes de dar un nuevo "flash" sobre "La Laguna de los olvidados". "Su arquitectura, su clima tan particular y las leyendas que existen sobre algunas familias de relieve son ingredientes que un escritor no debe dejar escapar". Y es que uno de los ejes de esta ficción se encuentra entre los muros del hotel Aguere. "Hay muchos personajes -con varios narradores- y sucesos que no se desarrollan de manera lineal sino que se van alternando entre los capítulos", admite en un momento de la conversación en el que aparece una de las claves del libro. "En el trazado de la ciudad hay una puerta que da acceso a un inframundo de aventuras, misterios y terrores", enumera Barret para dar cuenta de una expedición que se organiza con el objetivo de hallar un pergamino secreto escrito en el año 1525 por el adelantado Alonso Fernández de Lugo. "Es ficción, pero manejo unos tiempos históricos que son reales".

Barret, que ya trabaja en una obra de espías, dice que "no quiero tener un único espacio en el que colocar mis historias", afirma antes de perfilar cómo se produce el paso de la música a la literatura. "Al margen de ser un aficionado a estos dos modelos artísticos, todo se inició con la escritura de pequeñas dedicatorias, que luego pasaron a ser poemas y más tarde en una excusa para meterme en un lío algo más largo (ríe)... En uno de los episodios, incluso, hay fragmentos en gaélicos que pude traducir con la ayuda de una amiga y que he reproducido en el libro".

"Nadie sabe lo que está pasando al otro lado de esa puerta", prosigue Benjamín Barret, "pero yo no diría que se trata de una obra fantástica. Prefiero pensar que todo esto forma parte de un gran misterio que los lectores deben ir conociendo a medida que pasan los capítulos", justifica un creador que dice estar "satisfecho" con el resultado de su estreno como novelista. "Hay días en los que aún no me creo que he sido capaz de acabar el libro, pero al final siempre hay algo que me recuerda que La Laguna de los olvidados es una realidad en la unos personajes persiguen unos sueños, que casi son quimeras", dijo.