Hace dos años formó parte de un rodaje que no ha parado de recibir buenas críticas. Con este dulzor aún en su paladar, la actriz grancanaria Mari Carmen Sánchez, la Candelaria de la exitosa serie de Antena 3 "El tiempo entre costuras", analiza uno de esos fenómenos televisivos que van a ser recordados durante mucho tiempo. Esta semana ha estado en Madrid grabando una colaboración para "Aída" y tiene entre manos otro proyecto que no quiere contar. "No es que sea más o menos supersticiosa, es que todavía no puedo hablar de él", señala una intérprete que nunca se ha ido del todo de Archipiélago: "Yo tengo un pie aquí y el otro allí, que eso ya es una distancia importante. Soy una de esas personas que van y vienen", reitera antes de confesar que "cuando no tengo trabajo me lo invento porque no me gusta estar quieta".

Los artistas con raíces canarias siguen dando buenas noticias, ¿no?

Ese es un derecho ganado con nuestro trabajo... Hoy nadie pone en duda la calidad que tienen los artistas canarios; es que son muy buenos. En el pasado nos frenó el coste de la insularidad, pero la realidad actual dice que solo estamos a dos horas y pico de Madrid.

¿Continúa disfrutando del éxito que ha tenido la serie "El tiempo entre costuras"?

Sí que se disfruta porque es un proyecto que me ha dado muchas cosas buenas. Para mí hay un antes y un después de "El tiempo entre costuras". Formar parte de esta serie me ha permitido ser mucho más conocida por el gran público. Yo no he tenido nunca un personaje con tanto peso... La Candelaria me ha dado mucho, pero yo me he matado a trabajar para disfrutar con esta oportunidad.

¿Qué beneficios puede generar una producción tan cinematográfica al mundo de la televisión?

Es beneficioso para la audiencia, es muy bueno para los actores que encuentran un acomodo en otro medio, es positivo para un equipo técnico que realiza una gran apuesta... Cuando una cosa se hace bien siempre acaba llegando una recompensa. Eso es lo que tiene "El tiempo entre costuras", que se ha hecho bien. Es un proyecto caro, pero que logras amortizar con el respaldo de los espectadores -en algunos capítulos se acumuló un "share" de audiencia del 26%- porque todo está estudiado al milímetro y han sido respetuosos con el contenido del libro.

¿El secreto está en haber sido muy fiel a la historia escrita por María Dueñas?

Siempre es muy complicado llevar una novela al cine o a la televisión porque son dos lenguajes distintos, pero aquí se han cuidado los pequeños detalles. Todo lo que ha pasado alrededor de "El tiempo entre costuras" confirma que las cosas se pueden hacer bien. Cuestan dinero, pero al final te quedas a gusto. El espíritu de la novela está vivo dentro de la serie.

¿Cómo ha podido influir en el resultado final el hecho de que la novela funcionara bien?

El libro ya era un "best-seller" y la historia tenía todos los ingredientes necesarios para que funcionara. Eso no quiere decir que todas las novelas puedan tener un final feliz en el mundo del cine o la televisión. Hay amor, espionaje, un rollito exótico, algo de humor... La materia prima era buena, pero el trabajo desarrollado por los directores y guionistas fue lo que terminó por enganchar al público. En el fondo sí que había algo de miedo al lector que debía que buscar una identificación entre el personaje del libro y el de la serie. María Dueñas me dijo que yo era la Candelaria ("La Matutera") que ella se había imaginado. Esa es una de las cosas más bonitas que me comentaron de mi papel. Yo me he enamorado de ese personaje porque era dulce como un hada madrina e igual de fuerte que una segunda madre...

Otra de las conquistas de esta teleserie ha sido la visibilidad que le ha dado a intérpretes como usted o la proyección que han tenido Adriana Ugarte o Peter Vives. ¿Da la sensación que se ha agitado un poco la escena nacional?

En mi caso, por ejemplo, cuando yo hice el castin para entrar en esta serie era una actriz desconocida. Había participado en el reparto de "Operación Malaya", en un proyecto fallido de José Luis Moreno y en poco más... Era una apuesta arriesgada, pero, jolín, ya tocaba que alguien me dejara entrar en un círculo interpretativo tan exclusivo.

¿El cine español puede hallar una salida de emergencias en este tipo de proyectos?

La situación está complicada y, además, los políticos no ayudan. El ministro Montoro debería sentir vergüenza cuando dice que el cine español no es para tanto. No señor. El cine que se hace en este país es muy bueno. No quiero decir mucho más porque este asunto me pone enferma.