Hace doce días que el Palmétum fue inaugurado por los príncipes de Asturias y solo ocho de su apertura al público y, sin embargo, para los santacruceros este espacio natural no es nuevo. Quizás sea porque han transcurrido 30 años desde la primera vez que se puso por escrito la idea y 24 desde que se elaboró el primer proyecto técnico para construirlo, o tal vez porque su apariencia exterior no ha variado demasiado en los últimos 14 años, pero en pocos sitios del mundo se utiliza con tanta normalidad la palabra palmétum como en la capital.

El origen del proyecto se ha difuminado con el paso de los años. No obstante, la abogada y experta en arquitectura Dulce Xerach dispone del primer documento en el que se habla de convertir la montaña de basura en un parque, según detalla en Multifacetic Blog.

"Investigando para mi tesis sobre el desarrollo de Cabo Llanos me topé con el programa electoral de ATI de 1983 y en él ya aparecía reflejada esta idea. Fue un texto redactado por Adán Martín, que era el responsable de Urbanismo", explica Dulce Xerach.

Sin embargo, la primera persona que habló de palmétum fue Manuel Caballero, uno de los mayores expertos del Archipiélago en plantas ornamentales.

"Yo iba frecuentemente de jurado de la Exposición de Flores y Plantas y una vez llegó a oídos de Emilio Alcina mi idea, que era concejal, y me preguntó que si se podría llevar a cabo. Era 1987. Lo cierto es que una montaña, pegada al mar, con un viento infernal y un montaña repleta de basura fermentando no es lo más aconsejable, pero acepté el reto", relata antes de recordar que la primera vez que lo llamaron para que trabajara en el proyecto fue en 1989 y de la mano de Juan Alfredo Amigó y José Luis Olcina.

"Hasta ese momento lo único que había era la idea de sellar el vertedero. Es decir, taparlo todo, ponerle tierra y poner plantas o pintarlo de verde, lo mismo daba. Yo opté por otra cosa", prosigue.

Aquí entró en escena el alcalde José Emilio García Góméz, que creyó en el proyecto y lo respaldó poniéndolo en marcha y licitándolo, aunque la adjudicación llegó en 1995 con Miguel Zerolo.

En el año 2000 el Palmétum vive su mejor momento. Tiene la mejor colección de palmeras del mundo y está a punto de abrir, pero surgen conflictos sobre el mantenimiento y llega a morir un gran número de ejemplares. Prácticamente es abandonado.

"Fue un infierno. Tiré la toalla varias veces porque todo lo hecho se desmoronaba una y otra vez. Plantábamos y se moría todo por la falta de agua o de cuidados. No había dinero, no había interés, no había nada", recuerda con amargura Carlo Morici, mano derecha de Manuel Caballerro desde 1996 y probablemente la persona que más sabe del palmétum.

La situación fue "crítica" aseguran ambos, pero cuando todo estaba perdido llegó el Plan E y lo resucitó. "Con lo que se hizo ya se podía tirar para adelante y la llegada de José Manuel Bermúdez fue clave. Antes de ser alcalde ya estaba comprometido con el proyecto", explica Caballero.

Al preguntarle si lo han llamado loco por embarcarse en este sueño, Manuel Caballero asegura que nunca se lo han dicho de frente, aunque sí con la boca pequeña. "Es lógico, yo también pensé que era una locura muchas veces, sobre todo cuando se presentaron los problemas con las emisiones de gases", admite.

Sin embargo, reconoce que no lo ha sorprendido que 4.000 personas los visitaran durante los tres primeros días abierto al público.

"En Santa Cruz hay un amor por los jardines y las flores que no lo hay en otros lugares, solo hay que ver el arraigo que tiene la Exposición de Flores y Plantas, y el futuro del Palmétum pasa porque se le de el contenido que merece y que las colecciones se amplíen y mejoren continuamente. Para eso está ahí Carlo Morici, que es el mejor experto con el que podríamos contar y que tiene auténtica pasión por este espacio", insiste una y otra vez y sentencia: "No es un lugar para turistas, es para los chicharreros que saben más de plantas y flores de lo que muchos políticos creen, y si no lo ven así, no durará mucho".