Tuvo lugar en Madrid, un ciclo académico sobre "El Derecho en su función legal al servicio de la sociedad", promovido por la Real Academia de Doctores de España, que fue iniciado por el presidente de su Sección de Derecho, Luis Martínez-Calcerrada, y se cerró con una conferencia nuestra con el título "Aspectos jurídicos ante la crisis del Estado de Bienestar". uvo un eco singular y, aunque el tema no se refería al panorama español, después del intenso debate, merece la pena sintetizar algunas conclusiones.

En primer lugar, se analizó el concepto y realidad de llamado Estado de Bienestar, que se ha presentado históricamente como expresión de una sociedad en la que se realicen los derechos humanos, después de la Declaración Universal de 1948, en la búsqueda de la libertad, la paz y la justicia. Lo que ha de realizarse a través de la educación. O lo que ahora en el pensamiento de los dos últimos pontífices, sería la exigencia de una emergencia educativa, tanto cualitativa como cuantitativa. Predominan, no obstante, los aspectos meramente económicos, entendidos en el aspecto instrumental y sociológico como ya apuntaba Max Weber, en su obra, por los años 1920, "La ética protestante y el espíritu del capitalismo", que fue elogiada en su tiempo por Ortega y Gasset, por su valores no meramente económicos sino religiosos. Hoy sería digna de ser releída por nuestros gestores políticos y económicos.

En segundo lugar, las causas de la crisis del bienestar se encuentran, entre otras, en la globalización no solidaria, el relativismo jurídico, la propia crisis del estado moderno (Fraga Iribarne), el no respeto a la responsabilidad, sea contractual, culposa o meramente moral, como apuntó el profesor Calcerrada. La generalización de la corrupción, la profesionalidad en los políticos, la falta de ejemplaridad, o la búsqueda incluso de una "sociedad de riesgo" (Ulbrich Beck).

Los aspectos jurídicos de tal crisis hay que verlos en un doble sentido, los que han afectado y deteriorado al Derecho. Entre otros, la proliferación legislativa, la no separación de poderes, la falta de claridad en las normas, lo que lleva, según Ortega y Gasset, a una "injusticia", la ideologización y discriminación en las normas y su aplicación. Y, por otro lado, el derecho y la justicia pueden y deben ayudar a superar la crisis, rectificando las causas, con mayor participación de los ciudadanos en la democracia social; con un óptica más iusnaturalista y de sentido común en las prácticas legales o judiciales, y también con la coherencia y seguimiento del sentir histórico de España, en su unidad y grandeza, y esperanza. Como diría orcuato Luca de ena, "si hoy duermo es porque ayer estuve despierto. El alto privilegio de estar muerto es la confirmación de haber vivido".

*Académico, autor de "España en la encrucijada"