El poeta y pintor lagunero Javier de la Rosa, autor de un centenar de obras, entre poemarios, novelas y ensayos, ha sido distinguido como "El mejor poeta de las Islas Canarias" en 2013 por la Asociación Internacional de Escritores y Artistas (International Writers and Artists Association- IWA), a la que pertenece, según indica un diploma remitido por la presidenta de IWA, la escritora y catedrática de Literatura de la Universidad de Ohio, Teresinka Pereira.

Este organismo, que cuenta con mil seiscientos cuarenta miembros de ciento treinta y siete países, es un firme defensor del medio ambiente, la libertad de expresión y la diversidad cultural, además de enemigo de la xenofobia y el racismo, entre otras actitudes negativas del ser humano. Entre sus actividades están los nombramientos para el Premio Nobel de la Paz y para el de Literatura.

Javier de la Rosa, uno de los pocos canarios integrados en dicha asociación, aseguró que "no me creo, ni muchísimo menos, ni el mejor poeta de Canarias, ni el mejor poeta de nada. Soy un sentidor de la vida que me ofrezco, con mis sentimientos, mi forma, mi expresión, a los demás".

Este poeta y escritor, miembro del Parlamento de la Seguridad y la Paz de las Naciones Unidas, considera que "mi poesía es surreal, intimista, franca, diáfana, abierta a un cosmos, a una universalidad y a una incógnita, el tiempo. Para mí el tiempo siempre ha sido una constante, un interrogante que no sé despejar. Temo al tiempo, al mismo tiempo lo amo, porque gracias al tiempo transcurre la enfermedad, el dolor. El tiempo también es un paliativo, porque todo va acabando. El tiempo es el tema central de mi obra, además del mar y la luna, pero la luna como diosa, como algo que está más allá del alcance de nuestras manos y por lo tanto la idealizamos. A mí me sigue pareciendo mentira que los norteamericanos hayan llegado a la luna".

La obra de Javier de la Rosa, algunos de cuyos títulos han sido traducidos al portugués, italiano, francés e inglés, reconoce que Canarias también "esta siempre presente en mi obra, el mar. Llevo la Isla dentro de mí sabiendo que las propias islas son una encerrona para los artistas, para los propios isleños. Tiene unas virtudes y también unos elementos negativos porque no te deja desarrollar tu universalidad, y eso es nefasto para la creación y el conocimiento. Hay que salir de las Islas, porque si no te engullen", matizó.

Este inquieto creador, miembro de la Asociación Española de Críticos de Arte, también ha volcado su poética en la pintura, cuyo estilo define como "javierismo. Un catedrádico de la Universidad de León me lo dijo. Eres tú mismo. Es lo que he perseguido siempre, pero no por colocarme en un pedestal. Soy una persona que quiere pasar desapercibida. Mi pintura es abstracto figurativa. Me gustan los temas sociales que reivindican a las personas y la belleza de la mujer. Soy un obseso de la belleza de la mujer, que creo es el ser más hermoso de la creación".

Este licenciado en Literatura Dramática, autor de un monólogo que ha sido llevado al cine en un corto por Javier Fernández Caldás, "La sombra del tiempo", posee una amplia colección de pinturas, más de cuatrocientas, que tras haber estado depositadas en el Museo Poeta Javier de la Rosa, en Agaete, que "se ha cerrado por la crisis", ahora están en la Casa de los Panero, en las localidades de Astorga y Valderrey.

De la Rosa, que tuvo vínculos familiares con el poeta astorgano Leopoldo Panero, explicó que está colección, con obras de Chillida, Manrique, Dámaso, Pedro González, Miguel Arocha y Manolo Sánchez, entre otros, "podía haberse quedado en La Laguna, pero me dijeron que no tenían un espacio para acogerla en condiciones ni personal para atenderla".