El Laboral Kutxa afronta mañana la visita a Panathinaikos como un rutinario y doloroso trámite para consumir una jornada que le acerque al final de un Top 16, sin nada en juego ya para los vitorianos.

El Baskonia se mide al conjunto heleno con la baja de Lamar Odom, que se ha quedado en Vitoria aquejado de una sobrecarga lumbar y trata de recuperarse para el duelo liguero del domingo, que es donde los vitorianos se la juegan.

La novedad en la expedición azulgrana es la presencia del base Giuseppe Poeta, recuperado de su rotura de fibras sufrida hace tres semanas y que vuelve al equipo para echar una mano en la dirección junto a Thomas Heurtel.

Después de ocho jornadas disputadas y con un pírrico triunfo en su casillero, las seis jornadas restantes se convierten en un tortuoso camino de espinas para los de Sergio Scariolo desahuciados en esta fase del torneo.

La única intención de los vitorianos es tratar de encontrar buenas sensaciones y pensar en reencontrarse con el triunfo para cortar la sangría de siete derrotas consecutivas que les tienen sin saber lo que es ganar un partido en Euroliga desde el pasado 2 de enero.

No parece un buen escenario el Pabellón OAKA de Atenas, donde espera un Panathinaikos metido de lleno en la pelea por alcanzar los cuartos de final al abrigo de su ruidosa y entregada afición.

Las estadísticas están contra el Baskonia, que solo ha logrado vencer en una ocasión en las ocho visitas al mastodóntico pabellón ateniense. Fue en el año 2006 y desde entonces cada visita al equipo del trébol se ha saldado con una derrota.