He recibido de mi estimado amigo el general Ruiz de Oña un interesante programa de conferencias sobre la Ilustración, patrocinadas por la Fundación Caja Canarias, la Armada Española y el Museo Naval de Canarias, teniendo como protagonista al matemático, científico y oficial de Marina Jorge Juan Santacilia. Pese a sus escasos sesenta años de existencia, Novelda (Alicante, 1713- Madrid 1773), fue una figura valiosa siempre fiel a la monarquía reinante, que aportó lo mejor de su sabiduría y gestión política en los diversos cargos de responsabilidad que ostentó a lo largo de su vida.

Estudiante destacado, nominado por sus condiscípulos con el mote de "Euclides", participó con su homólogo de estudios Antonio de Ulloa en expediciones científicas por las posesiones coloniales, junto con una delegación de investigadores franceses. Labor en la que empleó nueve años, después de superar muchas vicisitudes por la escasez de medios materiales y las inclemencias climatológicas.

Presentados al marqués de la Ensenada, el influyente ministro de Marina los destinó a sus órdenes, enviándolo a Inglaterra en misión de espionaje industrial, para recabar planos de inventos novedosos aplicables a la industria española, y diseños de prototipos de nuevos navíos. Durante este período, que duró dieciocho meses, el avezado espía, bajo las identidades de "Mr. Jossues" o "George Sublevant", se introdujo en la comunidad científica londinense, llegando incluso a ser aceptado como miembro en la Royal Society; al tiempo que sus colaboradores, además de reclutar personal técnico para la industria naval, se encargaban de adentrarse en los astilleros para copiar los planos de construcción de los nuevos navíos de guerra y pasárselos a nuestro protagonista, que los hacía seguir, a su vez, a manos del propio ministro español. Esta situación se vio interrumpida al ser descubierta su falsa identidad y su verdadera misión, por lo cual hubo de escapar disfrazado de marinero en el mercante "Santa Ana de Santoña", que lo llevó a salvo hasta el puesto francés de Boulogne.

Regresado a España, fue ascendido a capitán de navío y alternó diversos cargos como docente y diplomático, aunque su principal encomienda fue la de llevar a cabo el ambicioso programa de Ensenada para modernizar la Armada, construyendo nuevos astilleros en la Península y potenciando el ya importante de La Habana (Cuba). De sus conclusiones por las enseñanzas adquiridas, creó nuevos diseños en Guarnizo (Santander) de varios navíos de "tercera clase"; aunque la mayor manufacturación gravitaría en El Ferrol, con el prototipo "Aquilón", del que surgió la serie denominada "Doce Apóstoles", que destacaron por su resistencia y longevidad. Lamentablemente, cuando las intrigas políticas depusieron de su cargo al marqués de la Ensenada, los diversos proyectos navales existentes de Jorge Juan quedaron sin realizar. De esta forma la tendencia de la producción naval derivó, para alivio de sus rivales ingleses, en los prototipos del constructor francés Francisco Gautier Audibert. Navíos de construcción más endeble y menos estables en navegación. Deficiencias que el español supo predecir en una última carta al rey Carlos III, en 1773, poco antes de fallecer, y confirmadas, años más tarde, en el decisivo combate de Trafalgar.

Este es, en resumen, un esbozo biográfico de un gran personaje de la Ilustración, cuya figura se rememorará en varias conferencias durante este mes de marzo, de las que destaco, por su interés local, la del próximo día 12, que se titula "Marinos tinerfeños en tiempos de la Ilustración", impartida por Juan José Laforet Hernández. Allí estaremos para ver si entre ellos se menciona al lagunero Domingo de Monteverde y Rivas, participante en Trafalgar y en la Guerra de la Independencia, además de capitán general de Venezuela (1810), condecorado por todo ello con la Laureada de San Fernando, la Real Orden de Isabel la Católica y nombrado Caballero de la Orden de Carlos III. También, entre otros cargos, fue de jefe de escuadra (1824) y comendador principal de los Tercios Navales de Levante (1825), falleciendo en San Fernando (Cádiz), en 1832.

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