Ahora resulta que la tan traída y llevada Danza de los Enanos también se celebra en un pueblo mejicano. Copiada, según algún que otro conspicuo cronista palmero, pero danza de enanos a fin de cuentas junto con esa polka calificada en su día por el inolvidable Pepe Chela como la música más variada del mundo mundial. Lo de variada lo digo con ironía, claro, pues últimamente recibo frecuentes mensajes en los que se me afea ensalzar algunas cosas cuando mi intención era -y sigue siendo- precisamente la contraria: ridiculizarlas.

La polémica de la Danza de los Enanos ha irrumpido en la actualidad carnavalera de estos días porque un grupo, al disfrazarse como ellos, ha revelado el secreto que rodea la transformación de los personajes. Se ha escrito que el yuntamiento de Santa Cruz de La Palma está estudiando si adopta alguna medida contra semejante traición. Parece que incluso se intenta localizar a quienes se disfrazaron de Enanos para pedirles que no lo hagan más. Ya se sabe que en este país el personal no debe vestirse de madero, picoleto o militar ni siquiera en Carnaval, pero impedir que tampoco lo haga de enano... En fin, mejor no me sigo carcajeando porque se me va a desencajar la mandíbula.

Es propio de un pueblo de desgraciaditos, dicho sea con todo cariño, intentar destacar por cualquier asunto, por muy baladí que sea. Lo vemos cada día en los Telediarios; en los informativos de televisión en general, ya que Telediario es una marca registrada de Televisión Española. Lo vemos en cuanto ponen ante una cámara, en plena calle, a un señor o a una señora que nada tienen que decir sobre cualquier tema. Y a falta de algo interesante que decir, se ponen a soltar tonterías sobre el tiempo atmosférico, sobre una catástrofe natural o sobre un accidente doméstico en el que han fallecido, lamentablemente, dos o tres personas de una misma familia. Luego están las encuestas de los periódicos digitales. El otro día se les preguntaba a los lectores de uno de ellos en qué iba a quedar la crisis de Ucrania. Los indescifrables entresijos de la lucha de intereses entre potencias -Estados Unidos por un lado, la UE por otro y Rusia, como siempre, revolviendo el río para ver si pesca algo- sometidos al escrutinio popular. sí nos va.

l menos pretender destacar por tener los segundos mejores carnavales del mundo o una danza de enanos -escrito con minúscula porque me estoy refiriendo a los enanos de verdad- capaz de darle envidia a los coreógrafos del Bolshói de Moscú es una pretensión inocua; hilarante, pero inofensiva.

Posee La Palma motivos de orgullo suficiente sin necesidad de presumir de enanismos esencialmente mentales. Tiene en sus cumbres, por ejemplo, el telescopio más grande del mundo y un observatorio también situado en la vanguardia de la astrofísica planetaria. Tiene una egiptóloga a cargo de una misión científica internacional que acaba de descubrir una antigua tumba en el país de los faraones y tiene, amén de muchísimas cosas más, un clima y unas bellezas naturales dignas de admiración. Dejemos las fiestas para lo que son: para divertirnos, no para ser más que nadie por el hecho de celebrarlas, porque fiestas, mejores, peores o medianas, las hay en todo el mundo.

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