Las peticiones de rehabilitar la casa del barrio de Machado, en El Rosario, conocida también como la del corsario Amaro Pargo, empiezan a surgir por todos lados por parte de diferentes partidos políticos.

Pero ahora muchos estudios son los que afirman que es tarde porque ya no es posible acometer obras de restauración sino de reconstrucción, ya que lo único que se conservan son muros de la primera planta en ruinas y la segunda desapareció por la acción de los buscadores del tesoro, que, por falta de información, creyeron que estaba en dicha vivienda.

No es cuestión de buscar culpables, pero, últimamente, cuando se está ante un valor patrimonial todo se hace depender del Cabildo de Tenerife. En dicho sentido, investigadores y técnicos consultados apuntan que la corporación insular, a través de su área de Patrimonio, es la responsable de este inmueble declarado BIC, pero señalan también que el Ayuntamiento de El Rosario tenía que haber velado durante más de 10 años por la histórica casa, cuando diferentes colectivos y grupos políticos informaban en los medios de comunicación de que el inmueble era objeto de saqueos.

En esta información se reproduce una imagen de la casa de Machado en su estado original, pero es difícil que sirva para su reconstrucción, ya que ni el ayuntamiento ni el Cabildo levantaron en su día planos del inmueble. Precisamente gracias a los planos fue posible reconstruir el Obispado cuando se quemó, hace años.

Ahora solo hay ruinas de una casa antigua que bien pudo estar dedicada a un museo sobre la historia del ilustre lagunero, comerciante y capitán de navío Amaro Rodríguez Felipe, que, con el paso del tiempo, pasó a llamarse el corsario Amaro Pargo, y nunca pirata, ya que fue declarado noble por la Corte y tenía el permiso de corso, que es diferente al malhechor que surca los mares bajo la bandera pirata. Este ultimo roba para sí mientras que el corsario ataca al pirata y parte de lo rescatado es para la Corona y el resto para él, aunque Amaro Pargo lo dedicó a obras benéficas en La Laguna.

No está demostrado que la casa de Machado fuera de Amaro Pargo, ya que no aparece en su testamento. La compró José González de Mesa, descendiente del corsario. IR Verdes propuso en 2006 salvar la casa pero nadie le hizo caso, perdiendo así El Rosario una de sus más preciadas joyas arquitectónicas.