Su cine está ligado a un compromiso social que se percibe con claridad en los guiones de "Guarapo" (1988), "Mambí" (1998) o "El vuelo del guirre" (2007), los tres títulos que más protagonismo les han entregado a los hermanos Ríos. Teodoro y Santiago acaban de recibir un homenaje en Las Palmas. La sede de la Biblioteca del Estado se convirtió en el punto de encuentro de una forma de entender el séptimo arte que siempre maduró "desde lo local a lo universal", señalan dos realizadores con un pasado ligado a Cuba.

"Los homenajes no se piden; se hacen si hay gente que cree que hay motivos que lo justifiquen", matiza Teodoro Ríos en relación al tercer reconocimiento que reciben unos cineastas que siempre tuvieron los flujos migratorios como uno de los ejes fundamentales de sus filmes. "Que conste que no estamos reclamando nada, pero no deja de ser curioso que todavía no se hubiera debatido alrededor de Mambí", añade Santiago Ríos. "En nuestros proyectos hemos intentado conectar con el sentir de la gente aportando una visión personalizada", apostilla Teodoro.

Tanto Santiago como Teodoro defienden un cine de corte humanista en que ellos siempre acaban realizando una aportación a la cultura canaria. "Puede que alguno se pueda extrañar por lo que voy a decir, pero hacer sentir esas emociones fue nuestra mayor recompensa. Una felicidad que va más allá del sueño de poder conquistar un Oscar, entre otras cosas, porque nosotros teníamos claro qué tipo de cine queríamos elaborar", compara Santiago.

"Nosotros concebimos la idea de hacer cine como una forma de hacer arte", apunta Santiago en el instante en el que se distingue la sombra de "Isleños", un filme en el que los Ríos se proponían moldear un guion en torno a la fundación de San Antonio de Texas por unas familias canarias a finales del siglo XVII. "Este proyecto ha estado a punto de salir adelante alguna que otra vez, pero cuando no fallaba la financiación aquí lo hacía allí", rescata Teodoro en una secuencia de la entrevista en la que Santiago aporta una posible solución. "Con los beneficios que da en un día uno de sus chorros de petróleo (Texas) se podría pagar esa película", bromea.

Y es que "Isleños" sigue siendo una especie de cuenta pendiente que se han propuesto saldar. "Si no logramos la financiación para la película, cómo mínimo, nos gustaría acabar el guion y levantar ese proyecto", reitera Teodoro sobre un presupuesto que podría oscilar, sin tener que recurrir a demasiados "fuegos artificiales", entre los siete o nueve millones de dólares. Una versión mucho más utópica tuvo como protagonista al actor cubano Andy García.

Los santacruceros Santiago y Teodoro Ríos, que pasaron una parte de su infancia en La Habana, coincidieron durante la promoción de "Mambí" en Estados Unidos con el intérprete que estuvo nominado al Oscar por "El Padrino III" para exponerle sus planes en torno a "Isleños". Dicen que García, por esa conexión caribeña que encontró en los directores tinerfeños, se hubiera pensado protagonizar la cinta a precio de amigo. La factura no habría superado los 10 millones de dólares. "Con ese dato ya estaríamos hablando de una inversión de unos 100 millones de dólares. ¡Una locura!", afirman.

Los impulsores de "Guarapo" creen que "los recortes en cultura han sido tan drásticos y dramáticos", que es imposible planear una película con un calado superior al de "El vuelo del guirre". "Este ciclo económico se va a superar. No sé cuándo, pero saldremos adelante", vaticina Teodoro antes de mirar hacia el pasado. "Para que los nuevos directores hagan este cine han tenido que agarrarse a una base que nosotros ayudamos a construir donde no había nada".

Este mismo posicionamiento es el que defiende Santiago Ríos, quien considera que en su día tuvieron que "agarrar el machete y cortamos la manigua (terreno pantanoso cubierto de maleza tropical). De alguna forma fuimos pioneros a la hora de entender el cine desde Canarias. A cada uno le toca el tiempo que le toca, pero estamos satisfechos del periodo que tuvimos que defender", recalca.

Esa ruta que abrió "Guarapo" en la industria del séptimo arte insular ha generado tres décadas después interesantes beneficios económicos. "Habría que articular una medida para que una parte de esas ganancias fuera al cine canario", afirma Santiago Ríos. "Nosotros ya propusimos en 1984 la creación de la primera Film Commission en España, pero tuvieron que pasar unos cuantos años más para que se hiciera realidad la de Barcelona", rememora Teodoro.

Una de las claves que definen las producciones de los Ríos tiene que ver con el sentimiento de canariedad que destilan sus historias. "Nuestro cine está más cerca del terruño; nos interesan más los sentimientos que los adornos", exalta Teodoro en una secuencia de la conversación en la que aparece el nombre de Rafael Arozarena. "Él confesó en público alguna vez que le hubiera gustado haber contado con los hermanos Ríos en Mararía, pero con eso no estoy diciendo que la propuesta de Antonio José Betancor estuviera equivocada, sino que se buscó una visión mucho más comercial", aclara Teodoro antes de justificar que "en el cine existe una regla fundamental que tiene que ver con la recuperación de la inversión realizada en el rodaje y la promoción de una película".

El impulso de lo local ha sido, sin duda, uno de los pilares en la trayectoria profesional de unos hermanos que explican su punto de vista de una manera muy clara. "A nosotros nos gustan las historias de vaqueros, y un vaquero es una persona que se gana la vida conduciendo vacas, ¿no?", se pregunta Santiago en el momento en el que destaca el valor universal que se le ha dado históricamente a filmes de vaqueros concebidos por John Ford. "¿Por qué no podíamos dar relieve a un hombre cuya vida se desarrolla en una platanera de La Gomera?", incide en torno a la idea de que "en el año 1987 rodar la historia que girara en todo al día a día de un gomero podía ser considerado una especie de chiste".

Teodoro Ríos se reengancha a la idea de Santiago para exaltar que "hace más de 25 años plantear un rodaje en La Gomera era algo más que un acto de temeridad. Eso lo vivimos más adelante con Mambí, que insisto es un proyecto al que no se le ha prestado la atención que se merecía, debido a la temática que se toca en la película, porque siempre ha existido una clara tendencia a valorar más lo que viene de fuera que lo que se crea en casa", concluye uno de los homenajeados en Las Palmas.