Pese a que los modelos científicos apuntan a que los efectos del cambio climático a fin de siglo pueden ser "escalofriantes", los gobiernos fallan en su gestión porque sólo piensan a corto plazo y los intereses impiden la expansión de las energías renovables.

Esta consideración la efectúa sir John Houghton, impulsor del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas, un órgano que recibió el Premio Nobel de la Paz en 2007, en una entrevista con motivo de su visita al Instituto de Astrofísica de Canarias.

Sir John Houghton, que es profesor emérito de Física de la Atmósfera de la Universidad de Oxford y fue director de la Agencia Meteorológica del Reino Unido, señala que aunque la conciencia global sobre el cambio climático está aumentando, los gobiernos fallan por cuanto su punto de vista es a corto plazo, hasta las siguientes elecciones.

"Es entendible que la industria tenga una visión más restrictiva de las cosas pero un Gobierno debe velar por los intereses no sólo de la generación actual sino de las del futuro, y en muchos casos no lo están haciendo. Este es realmente el problema", advierte.

De su experiencia como presidente del comité de física del IPCC durante 15 años recuerda haber asistido a reuniones con miembros del Gobierno británico, industriales e inversores a gran escala y estos dos últimos sectores "estaban muy dispuestos a invertir en energías renovables", pues no necesitan dinero público "sino un marco estable para tener cierta confianza en que su inversión va a ser rentable".

Esto se podría organizar con buena voluntad, inteligencia y dinero "pero los gobiernos no se definen", añade Houghton, quien asegura que el mundo estaría mucho mejor con las energías renovables: sería más limpio, seguro y rentable a largo plazo, no a corto.

Además, no habría que importar combustibles fósiles de países "un poco dudosos", pero los intereses "hacen todo lo posible por impedir" el desarrollo de las energías renovables.

A su juicio, ahora hay mayor certeza científica sobre el calentamiento global que en 1990, cuando empezó el trabajo del IPCC, y desde su tercer y último informe, en 2002, a la pregunta de cómo se ha gestionado este asunto habría que mirar "a quién nos referimos, si a los científicos, a los políticos, a las industrias o a los que tienen muchas ganas de hacer algo".

En términos científicos, agrega Hougthon, prácticamente el 97 por ciento de los investigadores está totalmente convencido de que las predicciones han sido válidas y los modelos arrojan efectos a corto plazo del cambio climático "escalofriantes".

La emisión de dióxido de carbono procedente de la quema de combustibles fósiles provoca el "efecto invernadero" y uno de sus resultados es el calentamiento de los océanos, lo que a su vez causa mayor evaporación de agua y ésta en la atmósfera se condensa formando nubes.

Este proceso inyecta mucha más energía en la circulación atmosférica que nunca antes, un efecto "sutil y muy importante" del cambio climático y cuyos resultados "están a la vista", tormentas más intensas y frecuentes, con mayores destrozos; olas de calor "severo" y paradójicamente, también mayor sequía en otras zonas del planeta.

John Houghton alude asimismo a la mayor frecuencia de incendios forestales que se percibe en Estados Unidos y Australia e inundaciones en Gran Bretaña y norte de Europa, en una serie de fenómenos extremos "de los que todo el mundo debería preocuparse".

"El océano ha tardado siglos en aumentar su temperatura y ahora, con el calentamiento global, los modelos predicen que habrá una subida progresiva "pero inexorable" del nivel del mar que puede llegar a un metro a final de este siglo", señala el investigador.