La ciudad de La Laguna tiene cuatro museos denominados como "ocultos", ya que poseen riquezas de gran valor que forman parte de la historia de la ciudad que, por falta de dinero para un vigilante, no están abiertos a la sociedad tinerfeña ni a los turistas que visitan la ciudad.

El primero de ellos es el de las monjas del convento de Santa Catalina de Siena, dedicado a la monja incorrupta Sor María de Jesús, más popularmente conocida como la Sierva de Dios.

Fue abierto en el pasado, pero luego cerró sus puertas porque nadie se ocupa de afrontar el gasto de un vigilante al que se podría pagar simplemente, como apuntas diferentes colectivos sociales, con el dinero que se cobre por visitar el lugar.

Este museo conserva muchas reliquias de la Sierva de Dios como, por ejemplo, la tabla de madera con clavos donde durmió la religiosa, la piedra que utilizó de almohada, la cadena con la que mortificaba su cuerpo, o una sábana que aún conserva las manchas de sangre de cuando murió.

El museo de la Catedral posee auténticas joyas tanto desde el punto de vista textil, como de la orfebrería, la imaginería y la pintura.

Con respecto a los textiles, hay que destacar que se remontan, incluso, al siglo XVII, y están formados por mantos y trajes de las diferentes imágenes que posee el templo, además de valiosos ternos compuestos por casullas, dalmáticas y capas pluviales, prendas que utilizaban los sacerdotes para celebrar las misas. Parte de estos ropajes pertenecieron al arzobispo Cristóbal Bencomo, y sobresalen por sus ricos bordados, elaborados a base de hilos de colores y de oro y algunos adornos de pedrería.

En orfebrería se cuenta con piezas originarias de distintos mercados europeos y latinoamericanos a partir del siglo XVI, mientras que la escultura y la pintura se centra en obras escultóricas a partir del siglo XVI, con muestras de imagineros de la talla de Roque Balduque, y pinturas como las de Juan de Miranda, Cristóbal Hernández de Quintana y José Rodríguez de la Oliva.

El Museo de Historia Natural e Instrumentos Científicos del Instituto Cabrera Pinto se quiere que esté abierto todos los días. Sabino Berthelot lo destaca.

El fondo es difícil de enumerar, destacando un colmillo de elefante, una momia guanche, ornitorrincos, un canguro, más de 150 ejemplares de aves, reptiles como una anaconda, 1.800 insectos canarios, un herbario formado por 100 pliegos de plantas recolectadas en el Archipiélago y una colección de Instrumentos Científicos, Máquinas y Herramientas con piezas del siglo XVIII y la mitad del XX. Entre ello destaca la máquina eléctrica de disco tipo Ramsden y una prensa hidráulica.