Nos acusan nuestros enemigos de criticar en demasía a Paulino Rivero, Ángela Mena y demás compinches políticos de esta controvertida pareja, a la que censuramos por su comportamiento en el ejercicio de sus respectivos cargos públicos y nunca en su faceta privada pues a título individual todos ellos son personas respetables. EL DÍA no tiene otros enemigos que los que lo son del pueblo canario. Nuestros adversarios son aquellos que se oponen a que recuperemos la libertad que le fue arrebatada vilmente al pueblo guanche hace casi 600 años. Lo son también quienes engañan sistemáticamente a los isleños con falsas promesas. Los que le arrancan votos a la gente haciéndose pasar por lo que no son: por nacionalistas que procuran lo mejor para este Archipiélago.

¿Exageramos cuando decimos de Paulino Rivero que es un falso nacionalista? Juzguen ustedes mismos a raíz de lo dicho por el presidente del Gobierno regional en la clausura de las jornadas "Conectados con Europa". Afirmó Rivero que el compromiso de las Islas con España no está en riesgo, "pero no nos empujen". ¿Qué significa eso de mantener el compromiso con la Metrópoli? ¿Significa que debemos aceptar vivir colonizados el resto de nuestros días, al igual que nuestros hijos, nuestros nietos y todos nuestros descendientes durante otros seis siglos? Conviene que alguno de los asesores áulicos del presidente -esos que leen nuestros comentarios y editoriales a primera hora de la mañana para luego darle la novedad a su jefe- nos lo explique porque nos hundimos en un mar de dudas. ¿No es el objetivo primordial de un partido nacionalista el conseguir la libertad de su nación? ¿No le han dicho los nacionalistas catalanes al Gobierno de Mariano Rajoy que no van a cambiar su independencia por cuatro duros cuando desde Madrid, a buenas horas, les han ofrecido dialogar sobre la financiación?

No lo entendemos. No podemos entender qué nacionalista es quien corre a Madrid a la menor oportunidad para lamerles las botas a nuestros "amos". Se muere el expresidente Suárez y allí está Rivero junto a las más altas autoridades del Estado, como si él fuese un hombre de Estado. Se celebra la fiesta nacional de España y allí está Rivero inclinando la cabeza ante el Rey o ante el Príncipe como un nativo de las colonias al que llevan a la Corte para que le rinda pleitesía a su señor. También a los guanches los exhibieron por las cortes europeas. La diferencia radica en que a los guanches tuvieron que llevarlos encadenados, mientras que Paulino Rivero va por su cuenta. Íbamos a decir que va pagándose él mismo el viaje, pero la realidad es que el viaje se lo pagamos los canarios con nuestros impuestos. Un dinero que tanto nos cuesta ganar destinado a que nuestro presidente regional -para más inri, también el presidente de un partido nacionalista- vaya a presentarles sus respetos a quienes nos sojuzgan y esquilman. ¡Qué estarán pensando los catalanes y los vascos de nosotros!

Todavía pretende este hombre que desde Madrid no se trate ahora a Canarias igual que se ha hecho en el pasado; es decir, sin respetar a sus instituciones. ¿Qué respeto puede infundir un político como Rivero? Ninguno. Al contrario: nos avergüenza a todos los canarios apenas abre la boca porque, lo decimos un día más, no sabe hablar. ¿Qué miedo puede infundir un político nacionalista que dice que no queremos desafectos sino mayor cohesión y políticas que nos acerquen? ¿Políticas que nos acerquen al país que lleva siglos esquilmándonos? ¿Queremos facilitarles la tarea a quienes expolian nuestros recursos?

Este es el político nacionalista, y se supone que también patriótico, dispuesto a repetir como candidato de Coalición Canaria en las elecciones de 2015. ¿Lo va a permitir este partido? No queremos ni pensarlo porque, pese a sus traiciones, pese a su nacionalismo de conveniencia, seguimos confiando en CC. Confiamos sobre todo en los patriotas que militan en esta formación política, hoy amordazados y relegados por los usurpadores del verdadero nacionalismo. Patriotas que hablan de independencia y de libertad, no de cohesión con los colonialistas opresores.

Volviendo al inicio de estas líneas, ¿tenemos o no tenemos sobrados motivos para repudiar, políticamente hablando, a Rivero, a Mena y a toda su camarilla de traidores al pueblo canario? No perseguimos a nadie; solo decimos la verdad.