El Valencia Basket recibe mañana al Nizhny Novgorod ruso en el partido de ida de las semifinales de la Eurocopa, que afrontará con el objetivo de lograr una renta lo más amplia posible para acercarse a la final del torneo.

Repetiría si lo consigue la fórmula de las dos últimas eliminatorias, ante el Khimki Moscow Region y el Alba Berlín, en las que sus triunfos por 16 y por 32 puntos en los encuentros de ida disputados en la Fuente de San Luis le permitieron afrontar la vuelta con un colchón suficiente para clasificarse pese a perder.

De las cinco derrotas que ha sufrido el equipo ruso en toda la competición, cuatro han sido como visitante, un dato que refrenda el guión que quiere imponer el Valencia.

Aún así, en el club valenciano son conscientes de que será casi imposible sentenciar la eliminatoria, pues en octavos de final, el Nizhny Novgorod logró superar al Besiktas turco pese a haber perdido por diecisiete puntos en la ida.

En el choque de mañana, el equipo valenciano quiere imponer su alto ritmo de juego para en algún momento acabar por desbordar la defensa de un rival que tiene una rotación más corta y que no está tan acostumbrado a correr.

En cualquier caso, la victoria de este sábado ante el Rio Natura Monbus demostró que el equipo de Velimir Perasovic también sabe adaptarse a otro tipo de encuentros.

El equipo gallego no le dejó correr y superó con solvencia su presión, pero el Valencia mantuvo firme su defensa y tuvo la paciencia ofensiva necesaria para lograr doblegar a su rival.

El conjunto que dirige el serbio Zoran Lukic tiene en los estadounidenses Taylor Rochestie y Dijon Thompson a sus principales referencias. El base Dimitriy Khvostov, el ala-pívot Semen Antonov y el pívot Primoz Brezec completan la columna vertebral del equipo.

Para este encuentro, Velimir Perasovic no podrá contar con Ksystof Lavrinovic, que no está inscrito en la competición, y tampoco con el pívot ucraniano Serhiy Lishchuk que aún no está completamente preparado para reaparecer tras su lesión muscular.

En cambio, Pablo Aguilar y Vladimir Lucic, que ha reaparecido recientemente, ya parecen haberse hecho un hueco en la rotación del técnico croata aunque al equipo aún le está costando acostumbrarse a su presencia.