El padre Ángel Castro, responsable de la parroquia de Nuestra Señora de la Peña de Francia, en el Puerto de la Cruz, se propuso hace cuatro años frenar el "deterioro tremendo" que sufría el rico y desconocido patrimonio histórico y artístico del emblemático templo portuense. Se propuso crear un museo de arte sacro para sacar piezas de incalculable valor de los armarios y las gavetas de la iglesia. Gracias al apoyo de los feligreses, y sin recibir ni un euro de dinero público, el Museo de Arte Sacro de la Peña de Francia ya es una realidad, que ha cumplido un doble objetivo: salvar y divulgar un tesoro con siglos de historia.

Durante cuatro años, los donativos de los fieles han permitido reunir los más de 400.000 euros que ha costado restaurar el patrimonio de la iglesia y habilitar un moderno y sencillo museo, "que es de los mejores de Canarias", según Castro. La instalación, dotada con sistemas de seguridad y climatización, cuenta con paneles informativos en tres idiomas y siete ámbitos o salas temáticas.

Dispone de espacios dedicados a la parroquia, el culto eucarístico, el legado de la familia Tolosa y los bienes de la ermita de San Antonio, los patrocinadores y comitentes, las devociones históricas de la parroquia -El Cristo del Gran Poder de Dios y la Virgen de la Peña de Francia-, la sacristía y el ornato, y la antesacristía, donde se expone la efigie primitiva de la Inmaculada, con forma de Virgen alada o apocalíptica, "ahora vestida por los famosos diseñadores Marcos y María y la costurera Carmencita, de acuerdo con el diseño de un cuadro de 1600 que se conserva en Tacoronte".

Alberga numerosas piezas como casullas, cruces procesionales, ciriales, libros del siglo XVIII, cuadros, imágenes, medallones, retablos, curiosos exvotos de cera y madera, o mantos impresionantes como el donado por la poetisa cubana Dulce María Loynaz.

Entre sus piezas más destacadas, el templete de plata del Corpus, de 1723, donado por la familia irlandesa Sturdi, y su base, que data de 1850; una corona de plata de filigrana de la Virgen de la Peña de Francia elaborada en 1700; el retablo de Montemayor del siglo XVIII, hecho en madera de boj, o el cuadro de San José, de finales del siglo XVII, donde aparece el matrimonio que lo donó.

Este museo tiene un recorrido independiente de la iglesia, aunque su última parada es el propio templo, que también alberga joyas artísticas como sus imágenes y retablos, restaurados recientemente.

El Museo de Arte Sacro puede visitarse de lunes a sábado, de 9:00 a 13:00 y de 16:00 a 18:00 horas. El horario se ampliará en verano hasta las ocho de la tarde. La entrada-donativo tiene un precio de un euro para residentes y de dos euros para los no residentes.