La noticia de la implantación de una planta geotérmica en Güímar levantó ayer muchas preguntas y dudas, entre otras cosas. El coordinador científico del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) y líder del proyecto Geothercan (financiado por el Plan Nacional de I+D+i), Nemesio Pérez, manifestó ayer a EL DÍA "su sorpresa" por la información.

Pérez señaló que un proyecto de esta magnitud requiere de muchos estudios previos. Y para hacerlos en una determinada área del Archipiélago hace falta un permiso que otorga la Dirección General de Minas del Gobierno canario.

En el caso concreto del municipio de Güímar, al igual que en otros cinco enclaves más, la concesión la tiene actualmente en exclusiva la empresa hispano-australiana Petrathers.

Las tres preguntas claves que el científico Nemesio Pérez lanza a la opinión pública son: "¿Sin disponer de los permisos cómo se va a hacer la exploración?"; "¿Si la concesión para explorar únicamente la tiene por ahora Petrathers, cómo los va a conseguir el consorcio eslovaco?" y, "si no tiene permisos y no puede hacer exploraciones, ¿cómo sabe la citada empresa que una cantera concreta es la adecuada para instalar allí la planta?"

Independientemente de otros estudios previos en superficie, como aclaró el director del ITER, Manuel Cendagorta, en estos casos hay que hacer una excavación de test para determinar el elemento clave de la geotermina, que es si el subsuelo está suficientemente caliente en un punto concreto. Cendagorta comentó que, para que pueda ser aprovechable como energía, debe tener, al menos, 160 grados centígrados. Y eso requiere hacer exploraciones a 2.000 o 3.000 metros de profundidad. Según Nemesio Pérez, únicamente esa excavación de prueba requiere una inversión de 5 millones de euros. Pérez recordó que lidera el proyecto Geothercan desde 2007, dotado con 1,7 millones, para impulsar la geotermia en las islas, donde también están implicadas instituciones como el ITER, el Involcan, la Universidad de La Laguna, la Universidad de Barcelona y la empresa Petrathers.

millones de euros es lo que cuesta realizar una perforación de dos kilómetros de profundidad únicamente para saber si el enclave es apropiado para instalar una central de este tipo, según Nemesio Pérez