El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, cerró ayer en el Congreso cualquier puerta a la consulta sobre una Cataluña independiente que, a su juicio, sería como "la isla de Robinson Crusoe" y enseñó el único camino legal hacia esa meta: presentar una propuesta para intentar reformar la Constitución.

Rajoy tomó la palabra en nombre del Gobierno para rechazar ante el pleno del Congreso la proposición del Parlament que reclama para la Generalitat la competencia de celebrar una consulta sobre la independencia de Cataluña.

Tras escuchar a los tres representantes del Parlamento catalán que defendieron en el hemiciclo esa solicitud, Rajoy dijo que no se puede acceder a ella porque no lo permite la Constitución ya que se trata de una competencia indelegable del Estado.

"Si este Parlamento tuviera la potestad de transferir la titularidad de todas las competencias exclusivas, estas Cortes tendrían la potestad de liquidar la Constitución y el Estado mismo sin el concurso ni la aprobación del conjunto de los españoles", advirtió.

Para Rajoy, el propósito de la consulta es inconstitucional, y de nada sirve vestir esa reclamación de "calor popular" porque, ha advertido, "algunas cosas no cambian con manifestaciones ni con plebiscitos".

Entre otras cuestiones, en su discurso, recordó que la Constitución fue respaldada por el 90,4% de los votantes catalanes, muy por encima de la media del conjunto de España, y lo hicieron por su propio interés, sin pensar que aquello fuera "una mordaza" o un "grillete", sino una garantía y una salvaguarda.

"Esa fue la más genuina, la más libre, la más auténtica determinación de Cataluña", opinó Rajoy, quien consideró el inicio de los trámites para la reforma de la Constitución como "una puerta abierta de par en par para los que no estén de acuerdo con el actual estado de las cosas.

El líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, abogó por abordar una reforma de la Constitución que "actualice el pacto constituyente" y que "recoja las aspiraciones y singularidades" de Cataluña.

Rubalcaba, que se mostró "absolutamente en desacuerdo" con la independencia de Cataluña, propuso esa reforma constitucional como solución a los "graves problemas de convivencia" que, a su juicio, existe entre los catalanes y el resto de España.

El diputado de la Izquierda Plural Joan Coscubiela (ICV) lamentó que Rajoy prefiera antes un "choque de trenes" que una solución dialogada en Cataluña.

La portavoz de UPyD, Rosa Díez, avisó ayer de que "no hay nada que dialogar" con quien "lleva a gala" no cumplir con las sentencias. "Sólo se puede hablar "dentro del respeto a las reglas del juego".

El portavoz del PNV, Aitor Esteban, advirtió de que el Gobierno tiene "dos patatas calientes", Cataluña y la "Euskal patata", y apuntó que en Euskadi "queremos decidir".

Los diputados del Parlamento de Cataluña que defendieron la legalidad de la consulta ofrecieron alcanzar un acuerdo político sobre el futuro de Cataluña, pero advirtieron de que el camino emprendido no tiene retorno.

Jordi Turull, (CiU); Marta Rovira, (ERC), y Joan Herrera, (ICV-EUiA), intervinieron durante 10 minutos cada uno en defensa de la proposición de ley del Parlamento de Cataluña en la que pide la cesión de competencias a la Generalitat de Cataluña para convocar la consulta del 9 de noviembre.

Los tres insistieron en que la propuesta contiene una oferta de diálogo para llegar a un acuerdo sobre el futuro de Cataluña, pues la gran mayoría de los ciudadanos votaron en las últimas elecciones a favor de un referéndum de independencia.