¿Quién va a informar ahora de los desmanes de Paulino Rivero?, nos preguntaba ayer por la mañana un anónimo ciudadano tinerfeño al tiempo que nos hacía llegar sus condolencias por la muerte del editor y director de EL DÍA. Va a seguir informando este periódico, le respondemos a este lector y a los miles y miles que nos siguen cada día en estas islas. Eso es precisamente lo que les molesta a nuestros adversarios: no contar ni por asomo con el éxito logrado por EL DÍA y el Grupo de Comunicación del que forma parte. Eso es lo que no nos perdonan. Eso es lo que les ha impedido a algunos no respetar el luto que vivimos. Cuando los familiares de José Rodríguez todavía permanecían al pie de su féretro rotos por el dolor, ya estaban colgados en algunos digitales artículos infames e infamantes sobre su trayectoria personal, profesional y empresarial. No hace falta que repitamos hoy la opinión que nos merecen los autores de tales pasquines porque lo hemos hecho en el pasado y porque ellos mismos se han definido a sí mismos con sus actos.

Ya quisieran algunos que la biografía de José Rodríguez pudiese despacharse en cuatro líneas. Si tan fácil es, a su mezquino y envidioso entender, crear un Grupo de Comunicación como este, ¿por qué no lo han hecho otros? Aun estando de luto no podemos evitar una sonrisa sarcástica cuando oímos o leemos que el éxito de EL DÍA se ha construido pese a las excentricidades de su editor. Es cierto que los méritos no han sido solo de José Rodríguez. Todos cuantos hacen este periódico contribuyen día a día a que estemos en lo más alto. Lo hemos dicho siempre y lo repetimos ahora porque esa es la verdad. El equipo humano es un factor imprescindible. Sin embargo, hasta las orquestas de músicos más virtuosos necesitan un director adecuado para sonar bien. De lo contrario, poca o ninguna excelencia puede haber. ¿O es que a estas alturas vamos a cuestionar el liderazgo empresarial? ¿Es que vamos a cerrar por inservibles todas las escuelas de negocios del mundo? ¿No comprenden los torpes militantes del mal periodismo que sus argumentos se vuelven contra ellos ante cualquier persona con un mínimo sentido común que lea sus diatribas?

Vamos a informar no únicamente de lo que hace Paulino Rivero. Actuaremos de igual manera con cualquiera que ostente un cargo público, tanto si milita en CC, como en el PSOE como en el PP. Podemos, si así lo desea cierto individuo de Las Palmas, recoger en la última línea de cada comentario y de cada editorial el número de veces que citamos al señor Rivero, o al señor Soria, o a quien sea. De esa forma le ahorraremos que se ponga a contar las palabras que tienen nuestros textos. Durante quince días hemos aguantado sus oprobios porque estábamos angustiados ante la delicada salud de nuestro editor, pero hasta aquí.

Todo va a seguir igual. Estamos de luto. No es el momento para decir esto porque el dolor por la pérdida que acabamos de sufrir nos desgarra el corazón, pero tampoco queremos que algunos se sigan equivocando. Anímicamente estamos destrozados, pero mantenemos la claridad de ideas que tuvo José Rodríguez hasta el último momento de su vida. No vamos a cambiar nuestra línea editorial. No vamos a dejar de decir que Canarias debe aspirar a su libertad porque no hay esperanza mientras sigamos colonizados. No vamos a dejar de afirmar que Paulino Rivero es un político nefasto para estas Islas porque, junto con la opresión que sufrimos a manos de quienes deciden por nosotros sin ser canarios, es el gran responsable del paro, del hambre, de las listas de espera sanitarias y de la emigración que sufre este Archipiélago. No vamos a dejar de decir que su presidencia regional es legítima según las leyes establecidas, pero no está legitimada moral y políticamente porque ni su partido, ni el que lo apoya, ganaron las elecciones.

No vamos, en definitiva, a traicionar el legado de José Rodríguez porque es nuestra misión perpetuar su labor, de la misma forma que lo hizo él con la de su tío Leoncio cuando se hizo cargo de esta empresa. Somos una familia dedicada al periodismo desde hace más de un siglo. Durante ese tiempo nos hemos ganado un enorme apoyo entre la población de esta tierra. Demasiados años y demasiadas adhesiones para que cambiemos de la noche a la mañana porque les apetece a cuatro fracasados y amargados.