De Andalucía se ha dicho más de una vez que tiene recursos para convertirse en la California española: agricultura, costas muy apreciadas por el turismo, cierto grado de industrialización y buenas comunicaciones marítimas y aéreas a las que se unen, desde hace algunos años, excelentes carreteras y un tren de alta velocidad. Andalucía posee, además, algo de lo que carece California: un patrimonio cultural e histórico envidiable. ¿Cómo es posible que sea una de las regiones europeas con más desempleo? Nada menos que un 36,4% de la población en paro.

Canarias recibe más de diez millones de turistas cada año. En ocasiones ha rozado la cifra de los doce millones de visitantes. ¿Cómo es posible que también sea esta una de las cinco regiones europeas con más desempleo? Un 34,1% de paro, con la circunstancia agravante de que su tasa de desempleo juvenil, un 65,3%, es la quinta más alta de Europa.

Lo primero que cabe preguntar es qué comparten Canarias, Andalucía y Extremadura, la otra comunidad autónoma incluida en el nada meritorio quinteto del paro europeo. También están Ceuta y Melilla, como cabía esperar, pero estas ciudades no son comparables al resto de España. ¿Qué comparten? Esencialmente, un gobierno regional sustentado en el mismo partido desde hace décadas. El PSOE en Andalucía -ahora en comandita con los comunistas disfrazados de Izquierda Unida- y Coalición Canaria en estos peñascos. En Extremadura manda ahora el PP, pero durante 28 años lo ha hecho el PSOE. Sin ánimo de condonar responsabilidades, una herencia tan larga no se cambia de la noche a la mañana.

La siguiente pregunta es por qué sigue votando la gente por el PSOE en Andalucía y por CC en estas Islas. O, mejor cuestionado, ¿por qué siguen gobernando ambos partidos? Simple es la respuesta: por los pactos. Los nacionalistas no ganaron en Canarias. Y los socialistas, sus socios actuales, tampoco. Las elecciones las ganó el PP de Soria, como antes lo hizo el PSOE de López Aguilar. Ninguno de los dos ha presidido el Ejecutivo autonómico. El resultado de todos estos enjuagues, aquí y allá, es tan absurdo como mantener al mismo entrenador en un equipo de fútbol que no ha ganado un partido durante toda la liga. Más aún: mantenerlo sin haber logrado un triunfo en la liga pasada ni en la anterior. El problema que tenemos que compartimos con andaluces y extremeños no se limita a una legislatura; viene de muy atrás.

Disculpas existen a gusto del consumidor. En el caso de Canarias, la insularidad. En Andalucía, la lejanía con Europa. Eso cuenta -Cataluña y el País Vasco están mejor situadas en el mapa-, pero no podemos aceptar que sea algo determinante. La inteligencia y la buena gestión están para suplir los inconvenientes estructurales. Además, las provincias andaluzas están lejos de Francia pero colindan con Marruecos; un país que se está desarrollando en un continente, África, que también lo está haciendo. Casi la misma proximidad con esos mercados potenciales que posee Canarias. ¿No es hora de ir pensando en un cambio, aunque sólo sea por probar, que impida a CC seguir gobernando incluso con pactos retorcidos?

rpeyt@yahoo.es