El voto musulmán en la India durante las elecciones generales se halla en una encrucijada: descontento con su formación predilecta, el Partido del Congreso, y temeroso ante la posible victoria del nacionalista hindú Narendra Modi.

"El pasado (el Congreso) no lo podemos cambiar. Pero estamos muy preocupadas por el gobierno que va a venir. Nuestro país va a estar en manos fascistas", dice Nurjahan Safia Niaz, secretaria general del Movimiento de Mujeres Musulmanas de la India (BMMA).

"Como musulmanas, y más como ciudadanas de este país, no queremos un Gobierno fascista. Sería malo para todos. Es un peligro para la democracia y el secularismo de la India", sentencia la secretaria general del BMMA vía telefónica desde Bombay.

El miedo que siente Niaz es compartido por muchos musulmanes que ven en Modi, líder del Bharatiya Janata Party (BJP), a un acérrimo defensor del "Hindutva", una ideología que defiende una India solo para los hindúes, con el resto de minorías supeditadas a ellos.

Además Modi posee un pasado marcado por su pertenencia al grupo radical hindú RSS y lo acusan de no detener en 2002 la matanza de unos 2.000 musulmanes en el estado occidental de Gujarat, donde había accedido a la jefatura de Gobierno, puesto que aún ocupa.

Sin embargo, a su favor, el líder del BJP cuenta con fama de buen gestor, acentuada por la buena marcha de la economía de Gujarat, una dirección opuesta a la tomada por la India, marcada sobre todo por la corrupción y la inoperancia del Gobierno central del Congreso.

Por ello todas las encuestas dan como vencedor en los comicios -que comenzaron el pasado día 7 y finalizan el 12 de mayo- al BJP, pero la duda es si logrará alcanzar la mayoría en un parlamento con 543 escaños y es ahí donde el voto musulmán juega un papel clave.

"El Congreso ha gobernado durante 62 año la India, ha prometido muchas cosas, pero nunca ha hecho nada. Siempre le hemos votado, pero solo se acuerdan de nosotros en el momento de recabar votos", afirma indignado el imán Umer Ahmed Ilyasi.

Ilyasi, que preside la Organización de Imanes de la India (que representa a medio millón de imanes -el mayor organismo de este tipo del mundo-), asegura que no han pedido el voto "por ningún partido en particular", sino "por el mejor candidato" de cada jurisdicción.

Modi sabe que este descontento hacia el Congreso, de la dinastía Nehru-Gandhi, es casi generalizado, por lo que ha centrado su campaña electoral en el "progreso", mientras las referencias al "Hindutva" se han mantenido ausentes.

Además, en su programa, el BJP ha remarcado su creencia en una India "unida en la diversidad", con "igualdad de oportunidades para todos", donde es imposible que exista "progreso" si "una mayoría de musulmanes -el 13 % de la población- sigue viviendo en la pobreza".

"Ya veremos qué sucede si el BJP y Modi alcanzan el poder. No tenemos que preocuparnos de nada, porque también tuvimos el Gobierno del BJP de Atal Bihari Vajpayee (gobernó la India entre 1999 y 2004) y no pasó nada", remarca el imán Ilyasi.

La tolerancia de Vajpayee hacia las minorías es el consuelo de algunos líderes musulmanes como el imán Kalbe Jawad, que afirmó al canal indio NDTV que este puede ser comparado al actual presidente del BJP Rajnath Singh, aunque no escondió su "temor" hacia Modi.

El programa electoral del BJP retoma también asuntos muy conflictivos, como la construcción de un templo hindú donde nació supuestamente el dios Ram en Ayodhya (norte de la India), lugar en el que había una mezquita del siglo XVI destruida por radicales hindúes en 1992, lo que provocó graves disturbios con un millar de muertos.

Aunque el BJP ha asegurado al respecto, para no crear pánico entre el electorado, que cualquier paso que se dé en relación al templo de Ram estará dentro de los márgenes de la Constitución.

Sea verdad o no, el sentimiento casi generalizado anti-BJP de la comunidad musulmana no ha logrado unificar su voto, pues al respaldo al Congreso se unen numerosas alternativas como el partido anticorrupción AAP u otras formaciones de carácter regional.

"Apoyo a Kejriwal (líder del AAP) porque estamos hartos del Congreso. Todo es muy caro y hay mucha corrupción", remarca el dependiente octogenario Mohammed Qamruddin, cuya tienda está situada frente a la mezquita Jamia Masjid, la más importante de Nueva Delhi.