Toda la escenografía gira en torno a un libro. Alrededor de un texto que comienza con la famosa frase de "En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astilleros...". La italiana Giorgia Guerra es la directora de escena de "Don Quijote", la ópera que hoy, a partir de las 12:00 horas, se representa en la Sala Sinfónica del Auditorio de Tenerife.

¿Satisfecha con el resultado final de este "Don Quijote"?

Hemos tenido que hacer un trabajo de cirugía importante, ya que la ópera de Massenet es bastante más larga. Además, le quitamos la parte más triste para adaptarla a un público joven y así quedarnos con una historia algo más alegre, fantástica, ilusionante...

¿Cómo definiría esta obra?

Esta ópera es un "mix" de arte muy divertido; una mezcla de distintas ramas artísticas. Alessandro ha hecho un trabajo fantástico a la hora de cortar la música de la manera más coherente.

¿Al final se han aproximado bastante a una historia de cuento?

En la ópera original lo que se cuenta es el momento en el que Dulcinea pide a Don Quijote que recupere el collar que unos bandidos le han robado, pero nosotros hemos creado una especie de drama extra alrededor de Sancho, que es un chico que trabaja en el Auditorio y que de repente se encuentra con el gran libro que ocupa todo el escenario. A partir de ahí arranca nuestra historia en la que Sancho transforma su condición humana en un personaje de cuento que gira en torno a la figura de Sancho Panza.

¿Cuánto ha condicionado su trabajo el hecho de tener que crear un desarrollo escénico que fuera comprensible para los niños?

Nuestro objetivo siempre fue dar forma a un espectáculo interactivo, un proyecto que necesitaba de la participación de los espectadores. Si nos hubiéramos centrado solo en la música es probable que la atención de los niños se hubiera perdido.

No es cuestión de crear una guerra de sexos, pero el Auditorio de Tenerife ya ha entregado tres producciones de estas características a tres mujeres, ¿algo está cambiando en el mundo de la ópera?

Ser de un sexo u otro no condiciona el planteamiento escénico de un proyecto como este. En todo caso, lo que sí es definitivo es la aptitud con la que decides acometer un encargo.

¿Tener una partida económica limitada es una desventaja?

No siempre... En el caso del Auditorio de Tenerife es un gran reto para todas las personas que impulsan sus producciones. Manejarse con un presupuesto corto es muy bueno a la hora de activar los niveles creativos. Un trabajo de estas características se puede ejecutar con pocos medios si hay gente que lo sabe hacer.

Arriesgar en las escenografías es otra manera de renovar la ópera, ¿no?

Sí, pero eso es algo que depende del tipo de público para el que estás trabajando. La misión de una ópera infantil, por ejemplo, es acercar a los más jóvenes a un lenguaje musical que les resulta extraño. Un director de escena tiene que facilitar siempre la comprensión de una ópera. El riesgo conlleva una variedad y eso es algo que evita que el público se pueda aburrir.

Una experiencia a la altura del público más exigente

Sesenta minutos que mantienen al público en vilo. Eso es lo que han logrado Alessandro Palumbo y Giorgia Guerra, responsables de la música y la escenografía de la ópera que ayer por la tarde se estrenó en la Sala Sinfónica del Auditorio de Tenerife. Un "Don Quijote" menos anguloso y muy fácil de seguir. A partir de esta idea, el dúo italiano compuesto por Guerra y Palumbo ha moldeado una propuesta dinámica, elegante y sencilla. Sin perder la esencia que Jules Massenet imprimió a sus partituras, los miembros de la Orquesta Sinfónica de Tenerife han concentrado en una hora los ejes priorioritarios de una ópera tremendamente visual. De entrada, toda la atención cae sobre un gigantesco libro que se acaba convirtiendo en uno de los molinos que el Caballero de la Triste Figura confunde con enemigos de un calado superior. Este "Don Quijote" convence a los más críticos. No obstante, durante el acto de presentación, Cristina Valido, vicepresidenta segunda del Cabildo de Tenerife, destacó la "heroicidad" de Palumbo y Guerra por quedar a merced "de un público tan cruel", ironizó.