Las organizaciones convocantes del Mayo Unitario comparten el diagnóstico de los sindicatos mayoritarios sobre el momento por el que atraviesan los derechos sociales y el empleo, caracterizado por la precarización, el paro y el ataque a los servicios públicos esenciales. Sin embargo, difieren radicalmente de CCOO y UGT en cuanto al intento de estas centrales de alcanzar pactos con el Gobierno de Canarias.

Ambas cosas -su frontal oposición a las políticas de recortes y su malestar con el comportamiento "desleal" de los dos sindicatos con implantación nacional- quedaron patentes ayer en las manifestaciones que, con motivo del Primero de Mayo, convocaron estas organizaciones "alternativas" en las Islas.

Lo cierto es que, en lo que a la participación se refiere, estas marchas obtuvieron resultados solo ligeramente inferiores a los cosechados por las movilizaciones de CCOO y UGT: alrededor de 500 personas salieron a la calle en Santa Cruz de Tenerife y algo menos -450, según datos de la Delegación del Gobierno en Canarias recogidos por Efe- lo hicieron en Las Palmas de Gran Canaria.

La manifestación de la capital tinerfeña partió de la plaza Weyler con más de treinta minutos de retraso sobre la hora prevista. La demora sirvió para que llegaran más participantes de los que podían apreciarse en un primer momento, de modo que cuando la comitiva finalmente inició su marcha, lo hizo con los referidos 500 participantes, una cifra en la que coincidieron los cálculos de este periódico y los de la Policía Nacional. Muy cerca, unas 50 personas acudieron a la convocatoria realizada en solitario por la CNT.

Bajo el lema "Pan, empleo, techo y libertad", los manifestantes jalearon consignas en favor de la lucha obrera y contra los recortes en derechos laborales, pero también en pro de la autodeterminación. El canto "¡que no, que no, que no soy español!" pudo escucharse en varias ocasiones.

Aunque durante el recorrido no hubo excesivas alusiones a los otros sindicatos -algunos gritos de "ni pacto social ni reforma laboral" o "unidad sindical, pero para luchar"-, el manifiesto final -leído a solo un centenar de metros del lugar en que CCOO y UGT se dirigían a sus seguidores- sí abundó en ellas.

"Lamentamos que a las confederaciones de CCOO y UGT lo que les preocupe sea el llamado diálogo social con el Gobierno y la patronal y den la espalda a la lucha contra las políticas de austeridad y los recortes sociales, como lo demuestra su ausencia de las movilizaciones del 22 de marzo", rezaba el texto, que definía como "deslealtad" la disposición de ambas organizaciones a llegar a acuerdo con un Ejecutivo que no cesa en las "agresiones a los trabajadores".

Pero el mensaje esencial fue el que, poco antes de comenzar la marcha, lanzaba Manuel Marrero, representante de Intersindical Canaria: "No puede ser que haya gente sin casa y pasando miseria".