El artista francés Louis Lambert, residente en Bajamar desde hace casi dos años, donde vive con su mujer y su bebé, es uno de los cinco participantes en el Puerto Street Art, junto a Raúl Ruiz (El niño de las pinturas), Víctor Pacheco (KOB), el belga ROA y el danés Víctor Ash, que se incorporó ayer. Esta experiencia piloto, en la que cada artista ha contado con unos setecientos euros para materiales, se desarrolla en el Puerto de la Cruz dentro del Festival Internacional de Arte en la Calle, Mueca, que se celebra en la ciudad turística hasta mañana, domingo.

Este polifacético creador, que también pinta cuadros y hace escultura, además de obras en otras técnicas y formatos, pertenece a esa raza especial que son los practicantes del arte urbano, esos muralistas y grafiteros que comparten su inmensa obra con sus semejantes en la misma calle, al aire libre y con mensajes que dependen del estado de ánimo en el que estén sumidos.

"La pintura mural es una manera de regalar arte a los transeúntes", considera Lambert, alias 3ttman o el hombre de tres cabezas. Para él la función de este tipo de manifestación artística, "no sólo es la de ser bello y hacer feliz a la gente, pero también depende del tema que quieras tratar. Le puedes dar más o menos una función política, o una función más o menos reactiva".

La biografía de este defensor a ultranza de la naturaleza demuestra que éste ha sido un tema muy recurrente en su producción. "Hasta ahora he tenido una temática que tiene relación con la naturaleza y el hombre, intentando enseñar a la gente lo importante que es cuidar el medio ambiente. Ser un testimonio un poco de lo que está pasando a mi alrededor. Es una crítica, pero formalmente no es agresiva. Ahora resulta que estoy viviendo en Bajamar con mi mujer y nuestro bebé. En la obra que estoy haciendo aquí reflejo un poco mi vida. Es una acción más personal, porque aquí la naturaleza está muy presente. La naturaleza es lo que me está dando fuerza, amor y paz para describir lo que me hace sentir. Me gusta mucho la Isla".

El nombre de guerra de este muralista, que tiene obra en calles de medio mundo, es tres cabezas (tres têtes man). "El hombre de tres cabezas es el símbolo que tuvo mi alter ego cuando estuve pintando en la calle. Cada cabeza es un punto de vista de una situación. La misma entidad puede ver otras formas. Tratar de hacer reflexionar a la gente. Decirle que la belleza está cerca, o que estamos destruyendo el medio ambiente", matizó.

El mural que ha legado al Puerto de la Cruz es muy autobiográfico, aclaró el artista. "Estoy pintando un hombre y una mujer que se abrazan y un bebé que está jugando en la playa con un barquito de vela. En este caso casi es un relato autobiográfico, refleja la sensación que tengo aquí, de bienestar y felicidad".

Humildad y sinceridad parece que son compañeras inseparables de este artista, para el que las principales dificultades a la hora de realizar un mural, no es subirse a las alturas, sino "encontrar un muro interesante, que sea practicable para poner un motivo y que te den permiso".

El resto es gusto estético, tener buenos trucos para solventar los problemas técnicos que vayan surgiendo y "poder recalcar un boceto en un muro tan grande, para eso utilizo el cuadriculado, porque en formatos tan grandes te lleva menos tiempo. Llevo mucho tiempo practicando esta disciplina y es un medio como otro".

Con respecto a la paleta de colores que ha utilizado en esta intervención, aclaró que "uso mucho el arte tribal. Reagrupo personajes, cuento historias como el arte tribal. Ahora tengo una paleta reducida de colores: verde, azul, amarillo, rojo y negro. La pintura que utilizo es esmalte acrílico. La obra es bastante llamativa y la gente dice cosas agradables, reacciona bien".

Louis Lamber, tres cabezas pensantes, quien aseguró que la "mayoría de los que estamos pintando murales venimos del grafiiti", considera que la pintura mural está ganando adeptos en el mundo.

"No solo en España, sino en el mundo entero. La pintura mural está cogiendo bastante fuerza. Se están dando cuenta de que la pintura mural le gusta mucho a la gente. También se han dado cuenta de que es una manera bastante barata de arreglar y alegrar las fachadas. Nos pagan no mucho más que a un pintor de brocha gorda. Es una forma de decorar la ciudad y tener arte por las calles".