Jesús Lara Contreras llenó su maleta. Las zapatillas, la vestimenta, una mochila de trail, aquellos geles que le sientan bien, las sales... Viajó desde Madrid a La Palma para correr la Transvulcania. Eso le dijo a sus amigos, también a sus familiares, pero escondía un secreto. Marta Cardero, aquella mujer que un día conoció en Ibiza, lo acompañó a la Isla. A nadie le sorprendió. Ha sido su "escudera" desde hace bastante tiempo en cada carrera, también en la vida, pero ahora tenían otros planes.

Lara reconoce que "tenía ganas por correr la Transvulcania y poder acabarla", lo hizo en un tiempo de poco más de 12 horas llegando a la meta con relativa tranquilidad, pero además "quise darle una vuelta más de tuerca (a la aventura) y habíamos decidido casarnos en La Palma sin que nuestros familiares ni amigos lo supieran. Nunca había estado en la Isla, pero soy un apasionado de la montaña". Fue una apuesta vital, de esas decisiones y vivencias que algunos seres quieren vivir "en la intimidad". Fue una boda "para nosotros". Ahora, cuando vuelvan a Madrid, "será el momento de hacer una celebración...".

Este corredor aficionado, acostumbrado a viajar a diferentes partes del mundo para hacer kilómetros, hace poco estuvo en Alaska, está seguro de que eligió el mejor lugar para casarse: "La Palma es un sitio espectacular. He viajado bastante y la Isla está seguro en el top 5 de los sitios más impresionantes. No solo hablo del recorrido de la Transvulcania, que lo es, sino también de otros lugares que ahora hemos visitado".

La boda se celebró en el Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma, ceremonia oficiada por el alcalde, Juan José Cabrera Guelmes. Lara asegura que la elección del municipio "fue de Marta. Vimos el ayuntamiento y era bonito, pero lo decidió ella". Los padrinos del enlace fueron unos amigos de la pareja. "Fue una boda con cinco personas...".

Tras tomar la decisión de casarse en secreto y llevarlo a cabo, llegó el momento de comunicárselo a los padres. No parece, en principio, el trago más sencillo. El protagonista reconoce que los padres de su ahora mujer "se lo tomaron bastante bien", pero los suyos, sin embargos, "no tanto; más bien regular, aunque ya lo van asimilando".