La de ayer no fue una jornada plácida para él. Desayunó en Las Palmas, almorzó en Tenerife y a la hora de la merienda estaba de vuelta en Madrid. En pleno epicentro de esta especie de montaña rusa emocional el güimarero Pedro Guerra resuelve una entrevista en la que se entremezclan canciones, recuerdos y planes de futuro.

¿Esas canas son un reflejo de sabiduría artística o de las experiencias acumuladas?

Yo no lucho contra el paso del tiempo... La verdad es que no me preocupa que estén, aunque tampoco tengo una edad lo suficientemente mayor como para que broten con tanta fuerza... Lo que pasa es que una vez comienzan a salir ya están ahí para siempre. Prefiero pensar que estas canas son un signo de una madurez global; tanto en la sabiduría como en las numerosas experiencias acumuladas.

Un aviso de madurez, ¿no?

A mi me están indicando que ya no soy un crío, sino que me he convertido en un tipo maduro (ríe)... Eso presupone que soy conocedor de cuestiones que tienen que ver con mi profesión. No obstante, algo creo que sí que he aprendido en estos 30 años.

¿Ya está "dibujando" el que será su próximo disco?

Algo sí que estamos haciendo, pero en cualquier caso me encuentro en el instante más temprano de ese proceso creativo, pero esa es una tarea que todavía se puede demorar un año. Intentaré no repetirme y para ello es necesario revisar los caminos ya recorridos.

¿Y cómo se logra no caer en esas repeticiones?

Hay que trabajar mucho para que el caudal creativo no se agote. Escribir una canción no es fácil, pero creo que a estas alturas de mi vida ya tengo el oficio suficiente para hacer canciones. Lo difícil es dar con una que transmita las emociones que sentistes cuando solo existía un lápiz y un papel.

¿Tiene contabilizadas las letras que ha creado?

Son muchas. Solo las que están grabadas son doscientas y pico largas, casi trescientas... Pero otras las cantaron otros y algunas se quedaron y siguen escondidas.

¿Cómo es su relación con las canciones que ha escrito para otros intérpretes?

De lo único que me siento responsable es de la composición, no de las fórmulas que usen otros para cantarlas... Es evidente que existe una sensación de orgullo, pero hay cuestiones en las que no entro porque son muy personales.

¿No le voy a meter en un lío, pero supongo que la música tampoco se salva de esta crisis?

Es que las dos cosas están unidas... La música es un reflejo del mal estado cultural que vive este país. Es evidente que hay gente con talento haciendo cosas interesante, pero igualmente vivimos un mal momento para la exposición cultural y el desarrollo de los trabajos personales. Jorge Drexler acaba de sacar un disco fantástico, lo nuevo de Vetusta Morla es buenísimo o Nacho Vega ha hecho un disco que me encanta, pero todo eso es invalorable cuando nadie se hace eco de ello.