Mejorar la formación universitaria y hacerla homogénea en toda Europa. La Declaración de Bolonia surgió a finales del pasado siglo como una apuesta por la unificación de la enseñanza superior que buscaba favorecer la movilidad entre estudiantes y trabajadores de todo el continente.

El sueño, sin embargo, no ha terminado de materializarse. La crisis económica frenó las transformaciones logísticas que exigían las nuevas formas de enseñar. Las universidades, sin embargo, sí llevaron a cabo la reforma académica. Las carreras -licenciaturas y diplomaturas- se convirtieron en grados y algunos de ellos nacieron con la exigencia de cursar un máster habilitante. Es decir, muchos estudiantes se vieron obligados a cursar posgrados de uno o dos años para poder ejercer su profesión, lo que ha elevado el precio de los estudios y ha dificultado el acceso a los jóvenes con menos recursos.

La Universidad de La Laguna (ULL) tramita actualmente cinco másteres que los titulados tendrán que realizar necesariamente si quieren acceder a la profesión que han elegido -uno más, el que habilita para trabajar como profesor de Secundaria, ya lleva unos años en marcha-, un proceso que entraña cierta urgencia para los alumnos, puesto que las primeras promociones de graduados están a punto de salir a la calle.

Es el caso del máster que faculta a los titulados en Psicología para desarrollar su actividad profesional en el ámbito sanitario privado. La ULL lo anunció para este curso, pero aún no lo ha implantado, un retraso que ha causado cierta preocupación a los estudiantes. Según la decana, Elena Gámez, su tramitación está siguendo el procedimiento "normal y necesario" y solo resta el "visto bueno final" de la Aneca -la agencia estatal encargada de acreditar los títulos- para comenzar a impartirlo. De hecho, sostiene, la demora es "general en toda España", de tal forma que solo tres universidades cuentan ya con el máster.

La obligación de cursarlo afecta a los graduados, mientras que los titulados que ya ejercen en el ámbito asistencial tienen hasta octubre para acreditarse en los colegios oficiales de psicólogos.

Los otros másteres actualmente en tramitación en la ULL son los de Derecho, Ingeniería Informática, Ingeniería Agronómica e Ingeniería Industrial. La política de la institución en este campo es la de dar prioridad a los títulos a medida que los diferentes ministerios -no solo el de Educación- publican las órdenes que los regulan, lo que ocurre de forma "esporádica" y sin una planificación demasiado precisa, apuntan fuentes universitarias.

El coste de estos estudios es uno de los problemas que deben afrontar los alumnos. Si, por término medio, el precio de un curso de grado -que ya ha experimentado un aumento considerable- oscila entre los 527 y los 822 euros, el de un máster habilitante puede oscilar entre los 1.500 y 1.800 si son de 60 créditos y los 2.950 y 3.600 si son de 120. Y todo ello si hablamos solo de primeras matrículas, porque en el caso de las repeticiones el desembolso se incrementa de forma exponencial.

Bolonia lleva ya unos años entre nosotros y lo que impera es la impresión -a la que ha contribuido decisivamente el aumento de tasas y la restricción de las becas- de que la enseñanza superior es más cara y menos accesible.