Entre 8.237 y 10.095 habitantes de la Isla son las potencialmente afectadas por riesgo de inundación ya que se encuentran en el ámbito de influencia de los 22,2 kilómetros que suman las ocho zonas de peligrosidad establecidas por el Consejo Insular de Aguas de Tenerife (Ciatf), en virtud de la aplicación de la normativa europea.

El consejero insular del área, Jesús Morales, explicó que "el riesgo nunca se podrá eliminar, pero se puede reducir", asegurando que en ello se han invertido 55 millones en el caso de Santa Cruz, poniendo como ejemplo de ello el barranco de María Jiménez, del que aseguró que el Ciatf elaboró un estudio pormenorizado de riesgo, "contrariamente a lo que se dice".

Los barrancos Bufadero, Santos, Hierro (Santa Cruz de Tenerife), La Carnicería (La Laguna), San Juan (Guía de Isora), San Felipe (La Orotava y Puerto de la Cruz), del Infierno y Torviscas (Adeje) aparecen entre los espacios que registran un mayor nivel de peligrosidad de inundación.

Las zonas de riesgo de inundación en la Isla se corresponden, en Santa Cruz, con El Llano-Casas de Abajo (Igueste), San Andrés-Barranco de las Huertas y Roque de las Bodegas; en Candelaria, con Las Caletillas, la Villa y Los Toscales de la Viuda; en Güímar, con El Socorro y El Puertito de Güímar; en Arcio, con Porís de Abona, San Miguel de Tajao y Callao del Río-Cueva Honda; en Granadilla, con El Médano y La Mareta; en Arona, con Las Galletas, Palm-Mar y Los Cristianos; en Adeje, con Playa de Fañabé y La Caleta; en Guía de Isora, con Playa San Juan y Alcalá; además de El Chorrillo (El Rosario), Las Américas-San Eugenio (Arona/Adeje), Los Gigantes (Santiago del Teide), Barranco del Tanque-La Barranquera de Valle Guerra (La Laguna) y Puerto de la Cruz.

Este documento, al que la ciudadanía puede acceder a través de la página web del Consejo Insular de Aguas (aguasdetenerife.org), saldrá a consulta pública y administrativa.

Durante la última década, el Ciatf realizó infraestructuras para aumentar la seguridad de personas y bienes. Se trata de evitar que vuelvan a producirse tragedias como la del 31 de marzo de 2002, cuando una riada asoló Santa Cruz causando cuantiosos daños materiales y víctimas mortales. El Cabildo considera vital un mejor conocimiento de la realidad insular y la concienciación ciudadana, así como conocer el mapa de peligrosidad y riesgos y los planes de gestión para actuar en estos enclaves.