El voto. No desperdicie la oportunidad y tenga en cuenta que el domingo, a las nueve de la mañana, todos los partidos, todos, son igual de minoritarios. Vote por la lista que usted crea que defenderá el interés general o el suyo propio, igual da, igual de lícitas son ambas motivaciones. Recibimos en casa la propaganda electoral: el señor Sosa Wagner de UPyD se presenta como político circunstancial con un importante recorrido vital; Elena Valenciano, muy correcta, explica con tópicos la Europa socialdemócrata que defiende; Arias Cañete y Rajoy me tutean y confieso que no les presté mucha atención dada su creciente prepotencia que ya recuerda al peor Aznar de las Azores; y Coalición Canaria, ay, qué nivel, que no se digna, solo foto y lema, no tendrán nada que decir y pensarán que les van a votar por guapos... y puede que tengan razón, total, las palabras son solo palabras y qué pereza.

A falta de argumentos hemos conocido a las personas (o personajes), que tampoco está mal. Las encuestan indican que se acabó el bipartidismo en la Unión, anuncian más pluralidad, qué bueno, la nueva Europa, vence de la democracia, que comience el debate: necesitarán consenso para nombrar al sanedrín.

La gente. Hablamos de Canarias y Manuel Medina -veterano de guerra del Parlamento Europeo- me decía que la economía está al servicio de la sociedad y que la sociedad es cómo es, muy difícil de cambiar. Afirma que el canario se adapta a la realidad, sortea las dificultades con cáncamos y solidaridad familiar, y que cualquier política de fomento estará abocada al fracaso si no tiene sustento social. Puede que tenga sentido aunque me resisto al conformismo, algo se podrá hacer por las generaciones futuras, aunque solo sea invertir mucho en educación y que cada cual decida después qué hace con su vida. Medina sostiene que introducir instrumentos fiscales más potentes en el nuevo REF nunca tendría el beneplácito de Madrid. Qué importante identificar al enemigo y entonces, digo yo, estamos tardando en sacar la negociación del REF de los pasillos del Ministerio, abrir el debate público, dar un golpe en la mesa y que allí, en la Villa y Corte, alguien dé la cara y explique cuál es el plan para Canarias. O nos buscamos la vida (todavía falta ese elemento diferenciador realmente atractivo para el inversor) o a ver qué proponen para controlar el paro y contener la pobreza.

La cruzada. De Quijote Fernández, capaz de defender la conducta del condenado Agustín Padrón o de tildar de "subterfugio" la justificación con facturas privadas la asignación ilegal del ayuntamiento de Santa Cruz a sus grupos políticos (el famoso "bragas-gate" aun sin esclarecer, dicho sea de paso) y ahora capaz de medrar a favor del arrepentido Arias Cañete. Don Manuel, créame, ni era preciso ni se lo van a agradecer. Que usted, que es empresario, no repruebe la economía sumergida es lamentable, que haga suya -con cita o sin ella- la vejación a las mujeres, imperdonable.

Bermúdez. Un poco tarde quizás para mostrar su indignación con los gobiernos insular, autonómico y central por el poco caso que le hacen a Santa Cruz, una queja a sus compañeros de partido más que fundada, sin duda, lo de Costas y la depuradora, indignante. Muy tarde, porque bien sabe él que a estas alturas de legislatura poco o nada van a arreglar, aunque, bien pensado, toda crítica tiene su momento propicio: ya Melchior no gobierna y tiene su medalla, Rivero se postula para la tercera candidatura y el lío con Hilario permitirá a Clavijo atajar la insurgencia. Demasiado tarde y con escasa contundencia, José Manuel, porque, en efecto, Santa Cruz pinta poco y queda todo por hacer. Para pedir socorro hay que gritar.

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