El joven Jonathan García cumplió en la tarde de ayer su reto de nadar con los pies encadenados entre las cercanías del Auditorio de Tenerife Adán Martín, en Santa Cruz de Tenerife, y la playa de La Arena, en Candelaria. Después de intentar realizar durante la jornada de ayer el trayecto entre Tenerife y Gran Canaria, el fallo de los apoyos económicos, le llevó a reconducir su desafío al mar en sentido al Sur de la Isla. Además, decidió que la travesía la realizaría con los pies encadenados.

Después de mucho sufrimiento, en la tarde de ayer se produjo la llegada de Jonathan hasta las inmediaciones de la emblemática plaza de la Basílica de Candelaria.

A su llegada a la Villa, Jonathan recordó que la dureza de su aventura a nado fue similar a los esfuerzos que tuvo que realizar en los últimos días para hacer realidad su objetivo: llegar nadando entre Santa Cruz y Candelaria, si bien sus metas son mayores, pues quería enlazar Tenerife y Gran Canaria y también unir por mar todas las Islas. Pero la falta de ayuda institucional le impidió con los medios necesario. "Hasta tuve que vender mi coche y Televisión Canaria me tuvo que conseguir un traje para poder hacer la travesía".

"Aunque he tenido que renunciar a mi sueño por falta de ayuda institucional, quiero reivindicar que soy capaz , que merezco una oportunidad y que seguiré luchando por un sueño", explicó este deportista. El mal tiempo impidió al padre del nadador que lo pudiera acompañar en una pequeña embarcación a partir de Radazul. Pero Jonathan decidió seguir sin agua ni comida. "Mi vida es una lucha contracorriente", dijo a modo de símil, para añadir que no se siempre ha "suplicado una oportunidad en su vida".

Jonathan García cumple actualmente condena de prisión en el centro penitenciario Mercedes Pinto, la antigua prisión de la avenida Benito Pérez Armas de la capital tinerfeña, tras ser condenado como autor de un delito de lesiones a su propio hermano.