Santa Cruz está muerta. ¿Cuántas veces ha oído esa frase en referencia a que después de las nueve de la noche cuesta ver a alguien por la calle y mucho menos un ambiente propio de una capital de provincia? Pues los restauradores aseguran que poco a poco la ciudad está empezando a resucitar y que incluso ya tiene latido. La mejor muestra de ello es que la tendencia se ha invertido y que ahora abren más locales de los que cierran.

"Se han dado una serie de factores que nos animan a ser algo más positivos que hace solo un año, como que, por ejemplo, se han introducido mejoras fiscales y con la nueva normativa que se ha aprobado se unifican los horarios y también los servicios, de manera que la calidad va en aumento", considera el expresidente de la extinta Federación de Comercio de Tenerife (Fedeco), Antonio Luis González, que reconoce que "empieza a haber movimiento".

Esta sensación es compartida por los propios empresarios que consideran que ya no es La Noria la única zona con cierto éxito.

Así, por ejemplo, la avenida Francisco La Roche -más conocida como la avenida de Anaga- parece haber encontrado su lugar ofertando, sobre todo, la posibilidad de cenar y de una primera copa sin prisas y con precios muy asequibles.

La prueba de ello es Willys, que, tras abrir La Capilla al más puro guachinche del norte de Tenerife en donde históricamente hubo una pizzería, el negocio se le ha quedado chico y lo ha ampliado con su Sacristía.

El empresario sigue abriendo negocios como La Abadía, en la playa del parque marítimo, que también se ha consolidado, lo que ha hecho que incluso se haya animado a hacerse con la Cascada para reforzar esa zona económica.

Pero despuntan otros lugares como Cabo Llanos, donde el Strasse ya se ha convertido en un clásico que llena de clientes a los locales de alrededor.

Y por supuesto La Noria, donde sigue encontrándose el núcleo duro de la restauración unida al ocio, aunque cada vez con bifurcaciones hacia Ángel Guimerá o la plaza de España.

Para los empresarios la clave es hacer de la capital un destino "sin prisas", apostando por ofrecer almuerzos y cenas que se puedan alargar al gusto del cliente e incluso convertirse en el lugar de la primera copa.

Para ello resulta clave la reciente aprobación de la ordenanza que permite la colocación de terrazas y que fija los horarios hasta las dos o tres de la mañana, en función de la actividad.

De esta manera, aquellos lugares pensados exclusivamente para ir de copas a partir de la medianoche o incluso más tarde están dejando hueco a las tascas, guachinches y restaurantes, de los que se sale para ir directamente a casa o para seguir la fiesta pero ya en las grandes discotecas.

"La gente está pidiendo tener un lugar donde poder hablar relajadamente y pasar un rato y es lo que se le está dando, así que no parece difícil que funcione", considera el exdirigente de Fepeco.

"Queda mucho por hacer, a nadie se le escapa, pero hay movimiento y es innegable. Santa Cruz está buscando su sitio y se está consolidando y las previsiones son muy buenas", detalla el concejal de Economía y máximo responsable de la Sociedad de Desarrollo, Florentino Guzmán Plasencia, que apoya la frase de Antonio Luis González de que "por fin el tranvía ya no solo sirve para llevar gente a que cene en La Laguna sino que también trae gente a Santa Cruz".